Decíamos ayer... que el defensor del Pueblo, el socialista Ángel Gabilondo, había manipulado su delirante informe sobre pederastia clerical hasta unos extremos disparatados. Pero la verdad es que lo de los 445.000 españoles abusados es una cifra tan exagerada que hasta algunos progres se lo han tomado a coña.
No así Pedro Sánchez quien, en un ejercicio de cinismo, se golpeaba el pecho ante la tragedia y presentaba la chapuza Gabilondo como un ejemplo señero del buen hacer de las instituciones.
En cualquier caso, se esperaba la defensa del agraviado, la Iglesia, y de sus portavoces, los obispos. Y entonces sale a escena monseñor Juan José Omella, cardenal arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE)... y carga duramente contra la prensa, que, según él, manipula el informe.
Mire usted, monseñor, déjese de bromas: aquí la prensa lo único que ha hecho es informar sobre el Docu-Gabilondo pero no lo ha redactado e incluso algunos se han -nos hemos- cachondeado del excura Gabilondo.
Ahora bien, el culpable de esta estafa enorme del Defensor del Pueblo no es la prensa, sino el defensor del Pueblo y el Gobierno que lo nombró. El cinismo es de Pedro Sánchez y la estafa es de Ángel Gabilondo: esos sí que merecen respuesta por parte de los obispos.
Monseñor, atrévase a enfrentarse de una vez al Gobierno Sánchez, atrévase a denunciar su cristofobia, que es lo único que une a socialistas, comunistas (en el gobierno) y a sus apoyos externos pero imprescindibles, como son ERC, Junts, Bildu, PNV y BNG: pura cristianofobia.
Ilustrísima: enfrentarse al Sanchismo no es hacer política, es, muchas veces, defender a la grey cristiana, confundida por la manipulación interesada de la repugnante, pero mínima, pederastia clerical española.
En cualquier caso, monseñor, la culpa no la tiene la prensa: la tiene el Gobierno, ese que, por mano del excura Gabilondo, ha redactado este informe mentiroso, exagerado e interesado.