Mejor que la primera vez, cuando surgió el informe del excura Ángel Gabilondo, defensor del pueblo. Nadie sabe cómo ha podio abultar la cifra pero según su estudio nada menos que 440.000 menores españoles han sido abusados por curas. Sí, 440.000, nada menos. En ese momento, el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y obispo de Barcelona, Juan José Omella, cargó contra los medios que habían manipulado la información. Que no, monseñor que no, que en este caso los periodistas no tuvieron nada que manipular: la manipulación era el propio informe del infame socialista y excura Gabilondo.

El secretario general, César Magán dice que si hay que indemnizar a las víctimas de pederastia clerical, ¿por qué no a las víctimas de pederastia laical? Es justo pero no sé si es peligroso: sólo se pretende arruinar a la Iglesia

Pues bien, ahora los obispos, reunidos en Madrid, han empezado a ponerse serios. Omella ha vuelto donde siempre debió estar: esa cifra (445.000 abusados por curas) "es mentira". Ya saben, como el viejo chiste:

-Padre portero ¿por qué no ha tocado usted las campanas?

-Por 10 razones, padre prior.

-A saber...

-La primera porque nos han robado las campanas...

-Pues entonces, no siga, que las otras nueve sobran.

La cifra es falsa, una mentira que se ha inventado el socialista, y excura, Gabilondo.

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Ahora, Omella se vuelve contra el defensor del pueblo y, de paso, contra el Gobierno porque su presidente en funciones, Pedro Sánchez, mantuvo y amplió la calumnia con su alabanza al Defensor del pueblo y a las víctimas de los curas.

Ahora, lo suyo sería que la Conferencia Episcopal llevara al Defensor del Pueblo y al Gobierno ante los tribunales, por calumnia e incitación al odio

Pero mejor ha sido lo del obispo de Oviedo, Jesús Sanz: primero ha dejado claro que Gabilondo miente e infla las cifras. Pero, en segundo lugar, habla de los casos de Asturias, donde, por cierto, Gabilondo miente otra vez, sí que el Obispado colaboró con el Defensor del Pueblo. En Asturias se dieron dos casos: uno era una acusación falsa, algo muy frecuente en las acusaciones de pedofilia contra sacerdotes, el otro era cierto y el cura pedófilo fue expulsado del sacerdocio. ¿Cómo llegamos a los 440.000? ¿Y cómo se puede ser tan miserable?

Otrosí, el secretario general de la Conferencia Episcopal, César Magán, asegura que si hay que indemnizar a las víctimas de pederastia clerical, ¿por qué no a las víctimas de pederastia laical, que son decenas de veces más? Es lo justo, ciertamente, pero no sé si es peligroso: porque con las indemnizaciones sólo se persigue arruinar a la Iglesia. 

Ahora, lo suyo sería que la Conferencia Episcopal llevara al Defensor del Pueblo y al Gobierno ante los tribunales, por calumnia e incitación al odio. Sí, por delito de odio, porque ha incitado contra el clero a la gente poco informada, apoyados en una mentira miserable.