Atentado en París. Un refugiado sirio apuñala a ocho niños y un adulto. Si ayer hablábamos
de Susana Grisso y su estupenda primera reacción -prima primi-, tan preocupada ella por el posible beneficio que de esta bestialidad pudiera extraer la ultraderecha. Es lo que se llama pensamiento invertido. Los niños apuñalados no importan, lo que importa es que, como el miserable era sirio, la ultraderecha puede aprovechar la situación.
Al tiempo, aumenta en toda Europa la peligrosa confusión entre inmigrantes y refugiados. Ahora, ya no se pide permiso de residencia, sino de asilo. Refugiado es aquel que huye de su país hacia otro porque su vida o su libertad está en peligro,. El inmigrante accede a un país en busca de trabajo, de una vida mejor. Lo que no vale es pedir asilo y asegurar ser un perseguido político cuando no es verdad.