¡Ay Felipe, que se nos fue la vida!
¿Qué paso en el Congreso el otro día?
Que en el aplauso al Rey emérito,
Estuviste con los brazos caídos,
cual si fueras otro “podemita”.
¿Pensabas, que era a ti a quien aplaudían?
¿Rememorabas lo que fue tu vida:
cuando corríamos con el aliento
de los grises, en nuestras nucas,
por las calles de nuestra Sevilla,
por aquello de Logendio y Cuba?
Jóvenes, revolucionarios: en la dictadura.
No cómo ahora los “podemitas”
que no llegan, ni en caricatura.
Felices los días de la “tortilla,”
como nuevo Isidoro floreciste,
en Sevilla, en nuestra Andalucía.
Socialista, marxista de ideología,
republicano de corazón y alma,
a todo hubiste de renunciar
si llegar a presidente querías.
Y tu ambición fue colmada,
y a un Rey serviste con alegría.
Al Rey emérito al que aplaudían,
con el que muchos martes departías,
tus manos caídas, no aplaudían.
Y al verte tan quieto, tan abstraído:
¿Qué pasó en el Congreso el otro día?
¿Pensabas, que era a ti a quién aplaudían?
¡Ay Felipe, que se nos fue la vida!