Corazón, que expresa alegrías,
sueños, ilusiones, tristezas, penas,
en cantos, lamentos y elegías.
Todo lo que siente en una vida,
escrito en letras, dicho en poesía.
 
Alma, que vive realidades día tras día,
que a veces, sólo son ensoñaciones
de gestas y de gestos añorados,
que calmen el vacío del amor idealizado,
que, por humano, no llena lo que otro llenaría.
 
Espíritu, que al alma y corazón domina
de ellos sus ansias, deseos y ensueños,
y transforma en realidades escritas y sentidas,
a dioses, héroes, villanos o personajes
más humanos, que a la inmortalidad los lanza;
salmodiando, en cantares, en la épica,
de Salomón a Ulises, de Aquiles a Virgilio,
del Cielo al Infierno, de la pena a la alegría.
Llenando los corazones, las almas,
viviendo perpetuamente en la poesía.
 
Corazones, almas y espíritus de poetas
que a la humanidad humanizaron,
con sus cantos, elegías y poemas.
Donde dejaron de su ser, su espíritu,
para vivir, eternamente en la poesía.