Hay, un Consejo Europeo,
que me está las narices,
tocando.
A mí, que soy europeo,
ser español de raíces,
delicado.
Y hoy me ordena su justicia,
a los terroristas, dejar
en libertad.
Y acoge, y patrocina
a quien mi nación desmembrar,
pretende.
Y devolverlo no puedo,
al que me invade agresivo,
y violento.
Por platas de trapicheo
me siento, desprotegido,
indefenso;
en mis creencias agraviado;
tradiciones y esencias,
hostigado.
Y sin querer voy pensando:
¿europeo para esto?
ser, no quiero.