Sánchez, en su espejo
Y va caminando hacia su destino,
como todos los tiranos que han sido.
El primer paso es la ingratitud,
con los que leales le han sido.
Seguido del desprecio hacia el pueblo,
mientras las cadenas, va tejiendo
de una esclavitud ya conocida,
si bien con otras maneras, sabida.
Y es el tirano, desleal por esencia.
Solo admite sus leyes, sus dictados,
sus caprichos, sus delirios, sus quimeras.
Y quienes lo aúpan al poder, por ambición,
y lo defienden por miedo, o dinero;
cuanto más probos, más leales fueron,
serán defenestrados sin sentimiento,
y las culpas del tirano, admitiendo.