¿Dónde estás? ¡Oh, capitán!, ¡mi capitán!
Tú, que siempre ibas delante, que la nave conducías,
que eras el primero en saltar desde la trinchera,
y los demás te seguíamos, con temor, más con valentía.
Y así, nos llevabas a la victoria,
sobre el mar embravecido, en la larga travesía,
o desde la trinchera hacia la reconquista.

 

¿Dónde estás? ¡Oh capitán!, ¡mi capitán!
Esta nación que sufre, desnortada y confundida,
en esta hora, te necesita.
 Y tú no estás frio, ni muerto,
 hemos buscado y no encontramos tu cuerpo;
o es que sólo te has ido a otro tiempo.
O somos nosotros, los que estamos en ese otro tiempo nuevo,
donde la verdad, ya no es verdad, sino mentira,
y la mentira, es verdad que reina en desmesura

 

¿Dónde estás? ¡Oh capitán!, ¡mi capitán!
Ya no hay campanas suficientes, que toquen a muerto,
son tantos, tantos, que ni contarlos podemos.
Y el enemigo lo tenemos dentro,
izando otras banderas y hablando otras lenguas,
que van creando división, y dolor incruento.
Y tú ya no contestas, ni puedo sostener tu cuello.
¡Ni las playas se alegran! ¡Ni tañen las campanas!
¡Oh capitán!, ¡mi capitán! Tú desapareciste,
sólo ha quedado: ¡el Líder!*

 

                                                                                                                           

J. R. Pablos

 

* Un gran líder no necesariamente es quien hace grandes cosas. Es la persona que logra que otros las hagan. (Ronald Reagan)