Intima experiencia que transforma,
nos empuja, nos desinhibe, nos anima
a mirar al que está cercano, o lejano,
reconociendo en él, al que en nosotros habita.
A superar de comunicación dificultades,
raciales barreras, o culturales
prejuicios históricos, que nos enfrentan,
que impedían al corazón, que generoso fuera.
Y lo sentimos a nuestro lado
al recorrer el camino de la vida,
aunque nuestros ojos no lo vean;
notándolo en nuestra intimidad con fuerza,
y a salir de nuestro presente nos empuja,
y a crecer en el amor nos estimula.
Y su voz que sin oír oímos,
calma nuestros miedos, angustias,
que a superarnos en nuestro ánimo lleva.
Y mirando al que está cercano o lejano,
reconocer en él, al que en nosotros habita.
*Del Poemario inédito: Moradas interiores