Cruel es la labor del arado
que levanta y voltea la tierra;
pero ella orea abundantes
gérmenes, que al fuego del sol,
florecerán espléndidamente.
 
Así, de esta imperial tierra
descompuesta: arada por lanzas
de otros jóvenes regenerados,
brotará con vigor renovado,
la fuerza oculta de antiguas razas.
 
Y recuperara el sol que no debió perderse.
Y los corazones emergerán de las tinieblas,
en un caminar nuevamente hacia la cumbre,
que en otro tiempo y otras determinaciones,
la hicieron entre sus pares, luz de los hombres.