Dedicado a Pablo Iglesias Turrión: 

 

El que es servidor, servir debe,
y por el servicio prestado,
recibir aplauso o lisonja,
en ningún caso merece.
 
Si el servidor jura o promete,
cumplir y hacer cumplir,
la norma de la Casa, donde sirve,
con lealtad a su Señor;
si ambas promesas transgrede,
atacándolas sibilinamente,
se considera traición siempre,
además de perjurio evidente.
 
Y si el Señor de la Casa,
no lo aparta de su servicio,
y lo castiga como merece,
la Casa será quien caiga:
al no defender la norma,
ni la lealtad que, a su persona,
el resto de servidores le ofrecen.