Por el transcurrir de la vida, no te inquietes.
En el porvenir, sus decepciones y altibajos,
con sus más y menos, luces y sombras,
si el que te creó, plenamente te ve realizado,
poco importa, que un frustrado te consideres.
Confía y piérdete en Él, que para sí te quiere,
y aunque tú no lo veas, a tu lado se encuentra,
y fuertemente en sus manos, cogido te tiene,
y si bien decaído y triste te adviertes, vive feliz,
Vive en paz y alegre, que nada te altere.
En tu rostro una dulce sonrisa, siempre brille,
reflejo de la suya que perennemente existe;
y antes que nada, que en tu alma repose,
todo aquello, que de su paz te colme.
Es falso todo lo que te reprima, e inquiete,
y en las promesas de Dios y las leyes de la vida,
cuando estés apesadumbrado y te sientas triste,
siéntelo, confía y adora, y a lo alto mira.