Cuando contemplo estos tiempos,
donde la mentira se admite como verdad,
y a esta la convierten en mentira,
las fuerzas empiezan a flaquear,
acusando el desgaste de tantas batallas,
que acrecen el desánimo, en la incertidumbre,
de no saber cuántas quedan todavía por librar.
 
Más en esta guerra, no debemos la toalla tirar;
iluminando el ánimo con la esperanza,
de que estos tiempos inciertos pasarán.
Y aunque alguna batalla se pierda,
la guerra entre el bien y el mal,
éste último la perderá al final.
derrotado por el Señor del bien y la Verdad.