Más de la mitad de los ucranianos, el 52%, según la última encuesta Gallup, ya no quieren ganar la guerra a Rusia, 1.000 días de invasión, ahora se conforman con que la guerra termine.

Pues bien, ahora resulta que un presidente saliente y senil puede llevarnos a la guerra nuclear. Sí, Joe Biden, saliente y senil, como creo haber dicho antes, -y el silencio de la huída Kamala Harris-, envía misiles de largo alcance a Ucrania, a dos meses de abandonar la Casa Blanca y cuando el nuevo inquilino, un tal Donald Trump, está forzando un acuerdo de paz entre Moscú y Kiev. 

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Putin, que no es una monjita de la caridad, ya ha respondido con otros misiles de largo alcance y amenaza con utilizar armas nucleares tácticas, donde Rusia exhibe su joya de la corona, el Kinzhal -daga-. De hecho, noticia aún sin confirmar, asegrua haber lanzado un misil intercontinental contra Ucrania. Esos misiles pueden portar, también, cabezas nucleares.

En cualquier caso, la despedida del abortero católico Biden de la Casa Blanca pasará a la historia, no lo duden.  

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