"Rishi Sunak, otro Draghi”, asegura el cachondo que ha lanzado en Internet, la imagen del nuevo primer ministro de Reino Unido, Rishi Sunak.
Y tiene razón… en parte. Como Draghi, Sunal es un banquero de inversión, personajes que juegan con una doble confusión: la del bien común con el bien empresarial y la aún más peligrosa de la estabilidad económica con la bonanza económica.
Sunak es multimillonario por su casa y por matrimonio, aun más y mucho más que que Draghi… y mucho menos austero que el italiano.
Mucho más incoherente, también, que el cristiano Draghi, pues su esposa, la mujer del ministro de Hacienda, no pagaba los impuestos que debía a la Hacienda. Pero ya se sabe que, para los anglosajones, inventores de los paraísos fiscales, ilegal e inmoral es un misma cosa… de ahí su tendencia a legalizar el pecado. Ejemplo: los paraísos fiscales.
Como para Draghi, para Sunak la norma moral primaria es convertir al relativismo en el único mandamiento de la democracia. Así van nuestras democracias.
Ahora bien, Sunak es mucho peor que Draghi también en otro aspecto, porque mientras el italiano mantiene una cosmovisión cristiana, Sunak es hinduista… lo más opuesto al cristianismo. Esto es: el problema no es que Sunak sea indio (esto sería muy bueno), el problema es que es hindú. Un hinduista al frente del Imperio Británico… menos mal que queda poco de él.
Porque el hinduismo no es otra cosa que la supresión del deseo, mientras que el cristianismo es la superación de los malos deseos a fuerza de voluntad. Y esto es gravísimo. Para el hinduista, como Rishi Sunark, no existe el bien y el mal, tampoco el mérito… ni tampoco la alegría. Si no deseas nada no sufrirás, cierto, pero tampoco vivirás: te convertirás en un auténtico zombi. El otro no importa, porque mañana puede haberse convertido en gusano. A mí me preocuparía un primer ministro que piensa que todos somos iguales... porque ninguno valemos un comino.
Mientras, los internautas ya tienen su particular versión y visión del nuevo Premier.