Aprovechando que era entrevistado por el mismísimo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante su desesperación metido ahora a periodista- el titular de la Seguridad Social, inefable José Luis Escrivá, ha aprovechado para anunciar que, si el PSOE repite Gobierno, el permiso de maternidad y el de paternidad, pasará de 16 semanas a 20.
Con la ampliación del permiso de paternidad se consigue algo estupendo: que la empresa evite la contratación, no sólo de la madre, sino también del padre
Para entendernos: de 112 días, es decir, 3,7 meses, el permiso del padre -a sumar al de la madre- pasa a 140, a 4,6 meses. A ello unan ustedes las vacaciones reglamentarias, días libres y festivos... Total, que tener un hijo significa, no ya más gasto público y mayor gasto para la empresa, sino cambiar a un trabajador experto por otro novato... o explotar más al resto de la plantilla. O sea, que la media que propone el Gobierno afecta negativamente, en primer lugar a la mujer.
Eso sí, con la ampliación del permiso de maternidad y la creación del permiso de paternidad, se cumple el principio de igualdad del feminismo, que consiste, claro que sí, en que, desde que se creó, y más si ahora se aumenta, la empresa mira con malos ojos, no sólo a la mujer en edad fértil sino, también, al varón en edad fértil. Así, los discriminados serán tanto el padre como la madre, todo sea por la igualdad entre los sexos. Esto es, la igualdad de los desiguales.
Por mucho que concilie el varón, jamás la paternidad podrá aportar a la sociedad lo que aporta la maternidad
¿No sería más lógico introducir un salario maternal? Es decir, si es la maternidad -y lo es- lo que discrimina a la mujer en la empresa, que no su capacidad, lo que hay que hacer es compensar esa discriminación femenina en el mercado laboral con un salario maternal, que, como mínimo, debería ser la mitad del salario mínimo por hijo, desde su nacimiento hasta que se independice.
El salario maternal sí que sería una medida justa, para compensar la discriminación laboral que para la mujer supone la maternidad y porque, además, lo más importante para la sociedad, mucho más importante de lo que pueda aportar el varón, es un hijo. Y eso hay que compensarlo. No, no hay que compensarlo igual para el varón dado que, por mucho que concilie, jamás un varón podrá hacer por la natalidad lo que hace una mujer, jamás la paternidad podrá aportar a la sociedad lo que aporta la maternidad.
¡Grande sos, Escrivá!