La imagen del tenista Novak Djokovic en un aeropuerto australiano, escoltado por gorilas de la policía como si fuera un delincuente sigue en nuestra memoria. Y la histeria colectiva continúa.
Ahora ya es oficial: Novak Djokovic no jugará en el torneo BNP Paribas Open, conocido popularmente como Indian Wells porque el Gobierno de Joe Biden le niega la entrada a Estados Unidos por no estar vacunado contra el coronavirus. Y con esta negativa ya son cuatro los torneos de Indian Wells que el serbio no juega, teniéndonos que remontar a 2019 para encontrarlo en la pista americana, y todo apunta a que también se perderá el Miami Open por el mismo mandato de vacunación.
El tenista solicitó una exención médica de la vacuna contra el COVID-19, lo que le habría permitido entrar en Estados Unidos sin vacunarse, pero ha sido rechazada por el Departamento de Seguridad Nacional.
Los senadores republicanos por Florida, Marco Rubio y Rick Scott, se posicionaron a favor del tenista y enviaron una carta solicitando que se le dejara acceder a suelo estadounidense y jugar los torneos en California y Miami. También solicitaron al Congreso que actúe para eliminar el "falso mandato de vacunación", y es que EE.UU es el único gran país que continúa con este tipo de restricciones.
Recordemos que el año pasado ya quedó en evidencia lo absurdo de estas restricciones. A Djokovic no se le dejó jugar el US Open, torneo disputado en Nueva York, por el mismo motivo. La polémica se desató cuando se supo que otro tenista no vacunado, Tennys Sandgren, sí iba a poder jugar el torneo neoyorkino, por ser ciudadano estadounidense. Y el propio Sandgren fue el que denunció la idiotez del asunto,expresando su "vergüenza" porque la USTA, la asociación de tenis de EEUU que organiza el torneo, "no luche por una exención para Novak". "¿Puedo jugar pero él no? Ridículo".
Es decir, que por ejercer su libertad de no vacunarse y por intentar burlar la histeria colectiva, el serbio continúa siendo condenado al ostracismo. Todo ello con el silencio cómplice del resto de compañeros del tenista. Djokovic lleva soportado la histeria global desde que el Covid comenzó y pese a ello sigue siendo el número uno del mundo, pero el globalismo sigue intentando destruir su carrera profesional, todo sea por la salud ¡Que viva la tiranía sanitaria!