A ver si nos entendemos: la Unión Europea no reparte dinero sin control. Es más, los eurócratas son celosos burócratas, y aunque hayan acordado 140.000 millones, de los que la mitad son donaciones, los vigilarán con celo, con la letra pequeña en la mano.
Por otra parte, Pedro Sánchez asegura que los fondos abren una nueva era. Si se aprovechan bien, en crear empleo y no en pagar subvenciones sí. Pero ojo, ese dinero no es gratis. La mitad son créditos, que hay que devolver con intereses. La otra mitad son fondos... pero financiados a escote mediante deuda europea que España, en su cuota parte, también financia dentro de la Unión Europea.
Es cierto que en esos 70.000 millones España recibe más que aporta, pero también aporta.
Es decir, España no va a recibir un regalo de 40.000 millones de euros sino que la cantidad no llegaría a 10.000 millones. Y aún así, es una buena noticia, ciertamente. Sólo pedimos que no nos mientan.
Ahora bien, si no cumple las condiciones acordadas, Bruselas puede dar marcha atrás.
Así que el discurso sanchista sobre la oposición que pretende fastidiar el gran regalo a España... pues hombre, la mitad de la mitad de la mitad.
Pero todo esto es obvio. Cierto, pero oyendo hablar al presidente del Gobierno nadie lo diría.