Llevo cuarenta años de periodista y siempre me he sentido orgulloso de mi profesión, pero justo ahora, en 2024, empiezo a abochornarme con las actitudes de algunos de mis colegas.
Rueda de prensa conjunta, en Santiago de Chile, de Pedro Sánchez y Gabriel Boric, ambos dos progresistas de tomo y lomo. Al igual que los periodistas que acompañan al presidente, como, Alba Galán, enviada especial de RTVE, que le preguntó, cabizbaja y meditabunda, quizás transida de dolor, qué podían hacer "¿ustedes, líderes progresistas, para frenar la ola de extrema derecha que avanza por América y también por Europa?". Menos mal que la compañera se excusó en que las preguntas habían sido consensuadascon sus otros compañeros, Así sabemos que la pregunta pagada es también pregunta pactada.
A bodas me convidan, pensaron los aludidos que acto seguido pasaron a hablar de la "internacional ultra". Porque si hablas de internacional fascista podría ser que alguien supiera de que estás hablando, dado que el fascismo es una ideología y tiene una historia mientras que lo de ultra sólo es un insulto y, por tanto, no admite discusión.
'Usease', verbigracia, que Gabriel Boric y Pedro Sánchez han inventado la internacional ultra, no fascista, que significa dos cosas: lo cristiano pasa a estar prohibido y todo el que se oponga a mí es un ultra.
Por lo demás, lo esperado: Sánchez ha vuelto a recordar que hay legislatura para rato, y que la ley de Amnistía se ha hecho por la reconciliación y la convivencia, no porque necesite los siete votos de Junts para ser presidente. Mientras, en Bruselas, un tal Carlos Puigdemont, aseguraba que de convivir nada y que, tras conseguir la Amnistía ahora, quieren la independencia. Perdón, autodeterminación.
Como diría el veterano y genial periodista, ya retirado, Angel Gómez Escorial, ¡Todo marcha, nada es, Polisario vencerá!