El Sanchismo es un mundo de consignas, un aparato de propaganda perfecta basado en la reiteración de ideas fuerzas, no importa si son ideas descabelladas porque la reiteración de las mismas acaba por imponerse.

Así, la última consigna que repite, desde el presidente del Gobierno al último fontanero de Moncloa y hasta los administrativos de Ferraz, es aquella de que si el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha utilizado a la Abogacía del Estado para meterle una querella al juez Juan Carlos Peinado, que ha osado imputar a su esposa y llamarle a él a declarar, estamos ante un acto que ... ¡refuerza la separación de poderes!

Moviola: el Ejecutivo le mete una querella al judicial, encargado éste de controlar al Ejecutivo, para amedrentar al juez que ha osado enfrentárseme... y eso refuerza la separación de poderes. Curioso.

Es la nueva teoría 'contradictio in terminis' de Moncloa y que a la postre, signfica esto: si le meto una querella por prevaricación al juez que me juzga, no podrá juzgarme: Do you understand? Es la técnica británica de que si ha pasado el balón no puede pasar el jugador.

Lo revolucionario del Sanchismo no es que mienta a costa de decir verdad, nada más que la verdad pero no toda la verdad. No, lo innovador en Pedro Sánchez es que no dice toda la verdad, tampoco nada más que la verdad, ni tan siquiera la verdad: dice justo lo contrario de la verdad y luego añade que quien no se someta a la neoverdad de Pedro es un ultra.

Ahora mismo, todo el colectivo judicial y periodístico, debería estar bramando contra la querella de Presidencia del Gobierno contra el juez Peinado. Sin embargo, muchos periodistas aplauden a Sánchez y muchos jueces prefieren optar por el silencio, que no es mala cosa en un magistrado... salvo cuando lo que está en juego es la mínima independencia de la que debe estar dotada la justicia.

Por ahora no he visto levantamientos en la calle en defensa del juez Peinado. Y debería haberlos.