Despedida de Pablo Casado en el Congreso. Pedro Sánchez consiguió batir todos sus récord de cinismo, que están en el punto más alto. Tras desearle lo mejor a Casado, como quien concede un gran favor, aseguró que no iba a convocar elecciones. Claro, es que podría perderlas. Las encuestas llevan un año dando por vencedor al PP, y con posibles mayorías absolutas en una alianza PP-Vox. Es cierto que en la primera encuesta tras la trifulca pepera, el PSOE vuelve a ganar, pero ese efecto puede ser flor de un día y, en cualquier caso, Sánchez no debería dejar caer altruismos baratos porque está jugando a otra cosa.
El PP ha cerrado su crisis en falso al lanzar a Alberto Núñez Feijóo como sustituto de Casado. Y en Moncloa jalean al gallego sabedores de que su tirón popular se circunscribe a su comunidad autónoma. Fuera de ella, Feijóo no tiene media torta.
En Moncloa no temen a Feijóo, temen a Ayuso... por eso jalean con tanto entusiasmo al gallego
A quien temen en Moncloa es a Ayuso, cuyo tirón popular no se circunscribe a Madrid, sino al conjunto del país, Cataluña incluida. Además, mientras que el progre Alberto no puede pactar con Vox, a la menos progre Ayuso le sobra popularidad para hacerlo.
Conclusión: Sánchez no le hace ningún favor al PP no convocando elecciones. Tardaría no menos de dos meses en celbrarlas y en cuanto las convocara resucitaría el instinto de supervivencia del PP, que colocaría a Ayuso, no sólo como presidenta de la formación, sino como cabeza de lista electoral..
¿Y podría barrer a Sánchez? Sí, podría.