No resulta baladí, porque Macron y Sánchez están rompiendo fronteras en el mundo diplomático.
Entre árabes sí, ente rusos también, pero en Europa lo del besito y las palmaditas por el hombro entre políticos varones no es habitual. Los europeos se dan la mano.
Sólo eso.
Lo dicho, Emmanuel y Pedro están rompiendo moldes de género, en pleno avance progresista.