Entrevista del Papa en la Cope. Francisco no elude ningún asunto, por muy peliagudo que sea. Por ejemplo, la situación de la Iglesia en Alemania, donde los obispos han comenzado un “camino sinodial” vinculante para analizar tres cuestiones fundamentales: los curas casados, las sacerdotisas y el homomonio. Todo muy profundo y curiosamente ligado a la zona baja de la espalda.
Francisco les envió una carta, que no fue muy bien recibida por los obispos alemanes. “No me pondría demasiado trágico, muchos obispos con los que hablé no tienen mala voluntad, aunque no tienen en cuenta algunas cosas que yo digo en la carta”, ha explicado.
¿Lo ven? Francisco, lejos de dar un puñetazo en la mesa, busca salvar lo salvable, es decir, a todos aquellos que quieren ser salvados, aunque no se den cuenta que están equivocados. Con infinita paciencia, como Cristo con los apóstoles. O mejor: como Jesús con cada uno de nosotros, cuando nos empeñamos en cambiar el tesoro del Cielo por un plato de lentejas. Coincidirán conmigo, además, en que actuar así, con esa caridad, fe y esperanza en la conversión del pecador, requiere estar muy cerca del Padre eterno.
Sus modos de hacer y hablar podrán gustar más o menos, pero una cosa es innegable: Francisco es el mejor Papa que puede tener la Iglesia actual. Recuerden: Dios no elige a los capacitados, sino que capacita a los elegidos. Como Francisco.