Lo del viejecito de Mallorca al que el fiscal pide cuatro años de cárcel por disparar a unos ladrones que habían entrado en su casa a robar, recuerda el viejo chiste:

Es de noche. Un hombre mira por la ventana y ve que hay ladrones en su garaje. Llama a la policía y le responden que no tienen ningún coche en la zona. El hombre cuelga el teléfono, cuenta hasta 30 y vuelve a llamar a comisaría: 

-Hola, he llamado hace un momento porque hay unos ladrones en mi garaje. Ya no tienen de qué preocuparse. Les he disparado. 

Al cabo de dos minutos hay media docena de coches-patrulla delante de su casa y cogen a los ladrones 'in fraganti'. Uno de los policías se acerca al dueño de la casa y le dice:

-Creí que había dicho usted que les había disparado. 

Y el hombre contesta: 

-Y yo creí que usted me había dicho que no había ningún coche disponible en la zona.

Pues lo mismo en el caso real que nos ocupa. Mallorca: unos ladrones entran a robar en el domicilio particular. Les sorprende la víctima y dispara para defenderse. Sí, para defenderse dado que si alguien entra en mi casa de noche es muy posible que no haya venido a disfrutar de mi compañía. Pues resulta que eso es está muy mal.

En el mundo anglosajón, si alguien entra en tu casa tienes derecho a defenderte por cualquier medio. En España no: se te cae el pelo. O sea, cuatro años de cárcel

No es la primera ni la segunda vez que ocurre. La alternativa legal en España, al parecer, es que te dejes robar y/o matar. El Estado no te defiende pero tú tampoco puedes hacerlo.

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Y esto es bello e instructivo, por lo menos instructivo, porque rebela un sistema garantista. Para idiotas, sí, pero extraordinariamente garantista. Garantiza los derechos del agresor. Del agredido, un poco menos.