De la misma forma que la Formación Profesional (FP) dual está siendo un éxito, ¿por qué no se insiste desde las altas instancias en los grados universitarios duales para acabar con el suicidio académico de tan alto coste para el erario público? (#FPdual #PISA #fracasoescolar #universidades).
Qué sentido tiene mantener intactas las estructuras del mundo académico cuando nos han demostrado con creces que no dan el resultado esperado. No sólo somos el país con la tasa de desempleo más grande de Europa, junto con el número más alto de parados de larga duración, de desempleo juvenil y de mayores de 50 años, etc sino que además somos el país con mayor tasa de parados universitarios en la UE después de Grecia. Tener un título universitario ya no es sinónimo de ascenso social, ni siquiera garantía de empleo. Prueba de ello es que nuestras escuelas acusan la mayor tasa de fracaso escolar en la UE, estamos a la cola en el informe PISA y además fabricamos licenciados y másters del universo que no absorben el mercado laboral por aplicar desde hace años y décadas una política académica distópica, muy deficitaria en competencias y habilidades así como carente de sentido a la realidad del mundo de la empresa.
El excedente de universitarios con titulación, así como de centros universitarios tanto privados como públicos (más de 1.111 escuelas y facultades para atender casi 5.000 grados distintos), no nos capacita ni mucho menos para cubrir las demandas reales del mercado laboral. Como en el turismo, parece que prima la cantidad sobre la calidad. Al contrario, “exportamos” más de 500.000 jóvenes españoles recién formados que exiliamos forzosamente al extranjero sin sonrojo mientras al mismo tiempo la clase política hace gala y exige la regularización de 250.000 jóvenes migrantes extranjeros anuales, sin apenas formación para cubrir no se sabe muy bien qué plazas laborales y garantizar las pensiones.
No sólo somos el país con la tasa de desempleo más grande de Europa, junto con el número más alto de parados de larga duración, de desempleo juvenil y de mayores de 50 años, etc sino que además somos el país con mayor tasa de parados universitarios en la UE después de Grecia
Las sucesivas reformas educativas (y van ocho hasta el momento), junto con el fracaso escolar, evidencian la incompetencia de consensuar una materia de Estado como ésta, debiendo dejar paso a quienes tal vez entiendan en el arte de la negociación persuasiva descargada de ideología y logren poner cordura a un conflicto estructural y nada coyuntural que arrastramos desde hace más de 40 años de democracia.
Algo estamos haciendo mal, verdaderamente mal, cuando España es uno de los países que siempre sufre más las sucesivas policrisis. No se acaba una cuando empalmamos con otra que agravan la pobreza, frustra la contratación de mano de obra y nos vuelven más débiles. La industria de los políticos, bares y hoteles en la playa es impropia de una potencia que aspira a ser competitiva en el mundo de la revolución eco-tecnológica.
De la misma forma que la Formación Profesional (FP) dual está siendo un éxito -gracias al ímpetu inicial desde hace años- en el desierto de una entidad privada extranjera como la Fundación Bertelsmann en España a la cabeza de Francisco Belil, un directivo formado en la tundra empresarial germana, ¿por qué no se insiste en los grados universitarios duales que permitan formar a los futuros graduados tras pasar un periodo obligatorio de prácticas reales y no teóricas en el seno de una empresa? ¿Cuántos licenciados genera España sin haber olfateado un centro laboral de su especialización?
¿Cuántos absolverían el mercado si junto al grado acreditase equis semestres de experiencia laboral en empresas reales? Probablemente muchos más que el número actual y con mejores sueldos.
El riesgo de la enseñanza dual que acusa nuestro país a diferencia de otros países europeos es la falta de tutores en las empresas o mentores comprometidos que dediquen buena parte de su jornada (de forma semejante a como se permite a los liberados sindicales) a monitorear a los jóvenes aprendices en su formación práctica. En no pocas ocasiones en Europa terminan en la misma empresa que fue formado siguiendo una metodología concreta. En España por desgracia carece de método recayendo estas tareas de acompañamiento a gente de plantilla sin el perfil adecuado y carente de unas competencias habilitadas desde recursos humanos, cuyo papel parece insistir exclusivamente en pagar las nóminas de los trabajadores.
¿Por qué no se insiste en los grados universitarios duales que permitan formar a los futuros graduados tras pasar un periodo obligatorio de prácticas reales y no teóricas en el seno de una empresa? ¿Cuántos licenciados genera España sin haber olfateado un centro laboral de su especialización?
¿Por qué tenemos que licenciar todos los años a miles de médicos, arquitectos, abogados, periodistas, biólogos, filósofos y un largo etc cuando el mercado laboral y las empresas son incapaces de absorber tal exceso de titulados universitarios? ¿Y por qué escasean oficios clásicos como albañiles, enfermeros, carpinteros, electricistas etc para cubrir vacantes básicas en una sociedad? A lo mejor se entiende que los salarios sean precarios por alentar los agentes implicados tanta teoría, poca práctica y menos capacitación en comparación a Europa.
Poner cordura ya no a los políticos embarcados en sus propias guerras ideológicas -y muchos de ellos analfabetos cognitivos- sino sobre todo a los planes de estudio tanto reglados como no reglados (porque hemos tenido Másters hasta de calceta), que sacrifique las profesiones analógicas, innove en los oficios del futuro afines a la revolución verde y digital que tanto nos falta y ponga la atención a lo que demanda realmente el mercado de empleo. Esto pasaría por acabar también con cátedras y titulaciones fakes cargadas de plagio sin rigor académico.
Está muy bien querer ser funcionario, la máxima aspiración entre la juventud junto a youtuber/influencer según ciertas encuestas, pero el desempleo estructural en España no se combate reduciendo la jornada laboral sin recorte salarial, ni enfatizando una reforma laboral carente de innovación estructural basada en anacrónicos esquemas siempre analógicos.
España debe dejar de liderar de una vez por todas no sólo uno de los cuatro países de la UE con mayor tasa de suicidios, sino sobre todo el suicidio académico con un alto coste económico para las arcas del Estado.
@ignaciosleon