Ya son 12.000 los muertos en el terremoto que se ha cebado con Turquía y Siria y la cifra podría aumentar. Y es verdad que existen rasgos de solidaridad por parte de Occidente con los afectados. Seguramente, la ayuda llegará tarde y seguramente serán los turcos y los indios quienes deban ayudarse a sí mismos, pero la intención de Occidente no es mala.

Ahora bien, sorprende que toda la ayuda se centra en Turquía, un país antioccidental dirigido por un musulmán fundamentalista, aunque vista corbata, llamado Erdogan. Digo esto porque me asombra lo pronto que olvidamos. El terremoto ha asolado Turquía pero también Siria y, sin embargo, Siria parece la gran olvidada. Recordemos que Putin ha cometido una felonía al invadir Ucrania, pero Occidente ha cometido una mezquindad al humillarle, pero en Siria no hay debate: Putin acertó y Occidente se equivocó. 

La historia suele escribirse correctamente, pero pasados unos años, cuando han muerto sus protagonistas. Vivimos todavía en la historia reciente de la guerra de Siria, ergo, estamos en la mentira. Manifestamos nuestro horror ante la crueldad en Siria pero no nuestro error con Siria. Con su toma de postura contra Damasco, Estados Unidos contribuyó a potenciar el Estado Islámico (Daesh) porque se obsesionó en que el malo era Bashar al-Asad. Rusia hizo justo lo contrario. Y no le importó para ello enfrentarse a Erdogan. Moscú se alineó con Damasco… que era con el que occidente debía haberse alineado.

Por tanto, ayudemos a turcos pero también a los sirios afectados por el terremoto. Afortunadamente, gracias a Vladimir Putin, fue Damasco el que ganó la guerra o al menos la está ganando. Al otro lado solo había terrorismo yihadista que odia la cruz y, por tanto, Occidente. 

No olvidemos que en el Damasco de los Asad, los cristianos podían acudir a la Eucaristía sin ningún problema.