Como a todo Narciso, a Gabriel Rufián le encanta que todo el mundo viva pendiente de sus gestos y de sus palabras. Si no saliera en la tele, todo el mudo pensaría que es el vecino chiflado del quinto, ese que solemniza la obviedad, con un injuria siempre en su boca, pagado de sí mismo adolescente en el trato y anciano en el rencor... al que todo el mundo trata de evitar en el ascensor. Rufián es ese señor que, antes de darte los buenos días, te tilda de filo-fascista papara, de inmediato, hacerse la víctima de sus víctimas.
Además, el señor Rufián ama el enigma, que le otorga un poso de intelectual que tú no veas. Ahora, por X, es decir, por Twitter, ha lanzado su última admonición: "Tornem a casa".
Llevo horas reflexionando sobre tan críptico mensaje. La interpretación más obvia, más primaria, es que Rufián se vuelve a Cataluña y abandona su escaño en el Congreso de los Diputados. ¡No caerá esa breva!, me he dicho. Recuerden que cinco años atrás comunicó que abandonaría el escaño a los pocos meses y ahí sigue. No mintió: cambió de opinión.
Y es que a Rufián, que también odia a España, le encanta cobrar del Congreso de los Diputados del Reino de España. Le encanta hablar desde la tribuna del hemiciclo más que a un tonto una tiza. Se siente como el comando catalán que opera tras las líneas enemigas, rodeado de ultras, como creo haber dicho antes, a los que plantan cara con una osadía rayana en el heroísmo.
Gabriel Rufián, otro narciso de la política española, habla, supongo, de intentar de nuevo el separatismo directo, por la vía que sea. Aunque tenga que someterse a Marta Rovira, la prófuga, quien despotrica contra él porque no le aguanta
Pero también podría ser que Rufián esté hablando de volver a casa para una alianza ente Junts y ERC, como la que ya compartió gobierno en la Generalitat. Es decir, cede ante Marta Rovira, la prófuga, que no aguanta a Rufián pero asegura que ha cedido en sus planteamientos radicales, ante la prebenda de Madrid. En este sentido, apoyo a Rufián. El se quedó para afrontar su responsabilidad, Rovira, como Puchi, emprendió la huída, un acto de valentía sin límites. Incluso el caso contra Puchi estaba más avanzado que contra Marta Rovira. De hecho, ésta última se convirtió en prófuga preventiva. Su osadía no conocía límites... y como la cobardía es durísima de recordar, ahora se esta vengando: nadie más radical en la ERC de hoy que doña Marta.
¿Quién sabe? No sé de que habla Gabriel Rufián... como su mismo nombre indica: es demasiado profundo para mí.
Ahora bien, lo que sí tengo claro es el nuevo paripé de Pedro Sánchez: pretende otro tripartito, de triste recuerdo, entre PCS, ERC y Podemos, sabe que Puigdemont no puede permitirse que caiga Pedro Sánchez; ¿Quién iba a ceder tanto como Sanchez? O Tripartito o nuevas elecciones en Cataluña.
A todo eso, Marta Rovira, prófuga preventiva, responde: Gobierno Junts-ERC en La Generalitat, cupo catalán y, a cambio, mantenimiento de Sánchez en Moncloa... partido a partido.
¿Puede un país llamado España vivir en esta zozobra de chantajistas y chantajeados de forma permanente? Al parecer sí, porque el 1 de junio se cumplieron seis años con Pedro Sánchez en Moncloa.