Hablámamos hace unos días en Hispanidad sobre la crisis que sufre la democracia cristiana europea. Los populares, los que ahora representan la nueva democracia cristiana, son como los conservadores de antaño: buenos para gestionar pero incapaces de entusiasmar con un ideal. ¿El motivo? Tratan de dejar claro que su fe en Cristo nada tiene que ver su acción política, vamos unos auténticos esquizofrénicos: en la iglesia son católicos y en la calle demócratas, todo en pro del progresismo y el centrismo. 

Por lo que podemos asegurar que los partidos confesionales han desaparecido, han orillado su fe con tal de ser centrados y progres. Lo que ha provocado que surjan partidos y líderes a su derecha, lo conocidos como ‘la extrema derecha’, pero no han surgido porque sí, sino una vez la democracia ha traicionado sus principios cristianos. 

Y una nueva muestra de ello es la Conferencia Política de Acción Conservadora, conocida también por su acrónimo CPAC, una gran cumbre política organizada por la Unión Conservadora Estadounidense, una asociación conservadora de los Estados Unidos, que tiene su sede en National Harbor, y la cual en este 2024 ha tenido lugar este pasado fin de semana.

En ella se han dado cita importantes líderes conservadores estadounidenses, pero con una novedad este año: la participación de líderes de otros países. Así, pudimos ver al presidente de Angentina Javier Milei, el presidente del Salvador, Nayib Bukele, Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente brasileño o a Santiago Abascal, líder de Vox.

 

 

Donald Trump fue el claro protagonista, y pidió a Milei que "hiciera Argentina grande de nuevo".

El evento que lleva celebrándose desde el año 1974, se ha convertido en un espacio de los conservadores dentro y fuera de Estados Unidos. El lema escogido este año era "Where globalism goes to die", 'Donde el globalismo va a morir', así los distintos líderes expresaron sus ideas contrarias a la dervia 'woke' del mundo y la Agenda 2030 con su agenda globalista y abortista

Un encuentro que deja más que claras las dos derechas que se han generado: la derecha progre, completamente compatible y con grandes coincidencias con la izquierda progre, como puede ser el Partido Popular europeo con líderes como Feijóo, Von der Leyen o Tusk, y la derecha conservadora, que vuelve a los valores no negociables: vida, familia, libertad de enseñanza y bien común.