Al rebufo del pucherazo socialista de ayer jueves en el Congreso, percibo una gran preocupación en la clase política por la posible ruptura de la mayoría.

Con un cerebro de tercera división y una lengua de primera, Gabriel Rufián ha pedido, como siempre hacen los macarras, más respeto.  

Pues no tiene que preocuparse lo más mínimo: ni ERC, ni Bildu, ni BNG, ni Compromís... ni el PNV, van a romper con Sánchez: les ha dado el poder que nunca soñaron tener. Pero es que, además, a todas esas formaciones, y también a Ciudadanos, hay algo que les une, y es pegamento del bueno: todos son cristófobos. El PP no es cristófobo, es derecha pagana pero, en cualquier caso, al resto de la cámara le une su anticlericalismo que, insisto, es de la especie más peligrosa: cristofobia pura.

¿Qué se apuestan a que ninguno de esos partidos rompe con el Gobierno socio-podemita y qué se apuestan a que todos ellos siguen despotricando contra el PP?