Decíamos esta misma mañana en Hispanidad que el independentismo catalán es absurdo pero eso no significa que haya remitido. Es más, el famoso suflé no ha descendido, sólo ocurre que hasta los más engolosinados con el separatismo se han cansado y la fatiga es el único mal del que rara vez se curan los pueblos. La fatiga de hacer perder el principal activo de un país: la alegría de vivir.

Sánchez no ha solucionado el problema catalán, tan sólo se ha aprovechado de la fatiga de un movimiento, y una encuesta del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat (CEO), recogida por electomanía, parece confirmar esta tendencia: "El PSC ganaría las elecciones y Junts se desplomaría tras la ruptura del Govern". El independentismo sigue ahí, pero la gente se ha cansado. 

Así, el PSC de Salvador Illa ganaría las elecciones, pasando de los 33 representantes actuales a una horquilla de 35-41. Como segunda fuerza política tendríamos a ERC, que mantendría los 33 escaños actuales, quedándose entre 30 y 36. El PP subiría de 3 asientos a 11-16, votos que araña a Vox y a Ciudadanos, los naranja pasarían de los 6 escaños actuales a estar entre 0 y 4 y Vox de los 11 de los que disfrutan a 6-10. La CUP ganaría representantes, de 9 a 8-12, al igual que En Comú Podem, que pasaría de 8 a 6-10. JxCat se desplomaría de los 32 actuales a 19-24.

Esta es la primera encuenta del Centro de Estudios de Opinión realizada desde la salida de JxCat del Ejecutivo catalán, y según los datos, el PSC volvería a ganar las elecciones, y se ve una fuerte caída del partido de Carles Puigdemont y Laura Borràs que perderían hasta 13 escaños, lo que conlleva que las fuerzasa independentistas perderían la mayoría parlamentaria, aunque seguirían siendo más fuertes que los partidos constitucionalistas.

Y es que en estos momentos, los partidos independentistas -ERC, Junts y la CUP- suman 74 diputados, con la absoluta situada en 68, y según la encuesta publicada hoy, estarían en una horquilla de 52 y 72 diputados, por lo que la mayoría independentista comenzaría a peligrar. Algo que no se ve igualmente reflejado en otra de las preguntas del CEO, que cuestiona el posicionamiento sobre la independencia de Cataluña: un 50% de los encuestados se opone y un 42% dice que votaría a favor del independentismo, mismo resultado que cuando el CEO preguntó en julio.