Los delirios nacionalistas provocan situaciones injustas, como que el Ayuntamiento de Barcelona, comandado por el socialista Jaume Collboni, haya despedido a varias personas por no acreditar un nivel necesario de catalán.

Es el caso de dos andaluces que llevan media vida en Cataluña. Está el cordobés Manuel Escribano, vecino de 47 años de Pedroche que era el cocinero del alcalde, puesto en el que llevaba 17 años, y del que le han despedido. ¿La razón?: no tiene un nivel alto de catalán.

"Yo estaba sobre todo dando almuerzos para el equipo de alcaldía, a regidores y visitantes, que ahora hay bastantes, para 25 personas a veces. No es un restaurante, sino una especie de casa de comidas. Compraba y cocinaba y al día siguiente lo mismo", cuenta a Diario Córdoba.

Además, Escribano denuncia otra irregularidad, le comunicaron el despido cuando llevaba dos meses de baja médica por un accidente laboral: "Me ha entrado ansiedad por la que me han liado... He recibido un mensaje del Ayuntamiento diciendo que necesitaban una persona para este puesto, pero tengo una penalización de 321 días para entrar en la bolsa de empleo, no creo que pueda entrar ya".

En el mismo caso se ha visto el sevillano de 53 años, José Joaquín Sánchez, claretista de la Banda Municipal de Barcelona durante 27 años. El músico debía acreditar, al menos un C1 de catalán, al no lograrlo, está obligado a abandonar la Banda. 

"Para muchas profesiones es desproporcionado y absurdo, pero en el caso de la música... El lenguaje musical es universal", asegura en una entrevista. Considera que "esta utilización de la lengua es un esperpento, una aberración".

"Se está empleando el catalán como un arma política de discriminación". "En Cataluña estamos viviendo una dictadura lingüística", denuncia el músico. "En lugar buscar un fomento amable del catalán, lo están usando como una herramienta de marginación".

En una respuesta oficial, el Ayuntamiento barcelonés asegura que "lamenta la situación producida por la no superación del respectivo proceso selectivo".

Esto sólo pasa en la España progre y con un Presidente concediendo todos los deseos al independentismo: el Gobierno de Barcelona ve más importante que se hable catalán que la experiencia o titulación. ¡Toma ya!