Bochorno, vergüenza ajena sin límites, es lo que produjo Pedro Sánchez Pérez-Castejón, durante su entrevista con la tele pública en la tarde de ayer lunes, 28 de febrero, mismamente el día de su cumpleaños (50 años).
España no enviará armas a Ucrania aun cuando hasta Alemania ha cambiado de opinión y ha prometido armas, aun cuando los ucranianos ya no piden a Europa que le defienda de Putin: lo que piden son armas para defenderse ellos solitos. Pero la España frentepopulista del socio-podemismo está por el diálogo... y tampoco se las proporcionará. Precisamente España, que es un gran vendedor de armas ligeras en tiempos de paz. Son esas armas ligeras las que ahora solicita Ucrania para defenderse del 'ejército rojo'... y no se las proporcionamos.
Pero como todo pusilánime, Sanchez siempre encuentra una razón para presentar su cobardía como compromiso. Ahora aduce que la contribución miltiar española se realizará a través del Fondo Europeo para la Paz. El nombrecito se las trae pero no se trata de eso ahora: se trata de que el Gobierno español, para no enfadar demasiado a Putin, canalizará sus envíos de armas a través del conjunto europeo. No conviene signficiarse demasiado. Eso sí, ayuda humanitaria, de forma directa... aunque escasa.
Si un solo soldado español muriera defendiendo Ucrania... Sánchez despertaría de su 'matrix' progre. Mientras, puede seguir manteniendo el onirismo del diálogo frente a Putin
Lo que produce bochorno, un bochorno infinito, es la cobardía de Pedro Sánchez, que ridiculiza a cualquier español de bien.
Y es que el cobarde siempre tiene excusas. Escuchen al presidente del Gobierno: asegura que el coste de no intervenir sería "inaceptable e inasumible". Pero, ¿de qué intervención está usted hablando, señor presidente? Si usted lo que está haciendo es, precisamente, no intervenir en la guerra de Ucrania. Otros países europeos, tras la cobardía general de la decadente Europa, han enviado armas a Ucrania para que puedan defenderse. Insisto, defenderse ellos solitos de los rusos, pero usted ni eso: les manda ayuda humanitaria -y rácana, por cierto- y, atención, tampoco acoge refugiados ucranianos, que la ONU cifra ya en 500.000.
Ciertamente, polacos y húngaros (los no-demócratas) están más próximos al conflicto, pero la mitad del medio millón de refugiados ucranianos han sido acogidos por los polacos, ese gobierno, según usted, fascista, ultra y xenófobo.
En plena guerra de Ucrania, Sánchez concede una entrevista a RTVE para... marcar territorio con el progre Feijóo... que aún no es líder de la oposición y aun cuando le asusta menos que Ayuso
La cobardía de este personaje produce escalofríos; su cinismo, sólo produce mala uva.
Razón de fondo: Sánchez, como buen cobarde, es un calculador de riesgos: le importa un bledo la tragedia humana de la guerra que se libra en el este de Europa, así como su significado, que ni alcanza a atisbar. Lo que sabe es que si un solo soldado español muriera defendiendo Ucrania... Sánchez tendría que despertar de su 'matrix' progre. Mientras, puede seguir manteniendo el onirismo del diálogo frente a Putin, creado por sus colegas de Podemos.
Y así, en plena guerra de Ucrania, Sánchez concede una entrevista a RTVE, no para involucrar a España en la guerra en defensa del débil, que es lo que tenía que hacer, sino para... marcar territorio con el progre Feijóo, quien aún no es líder de la oposición y aun cuando le asusta mucho menos que Ayuso.
Y le ha puesto deberes: por un lado, que renueve el CGPJ para que el PSOE pueda controlarlo aún más de lo que ya lo controla. Si no lo hace, no es demócrata. Pero la segunda condición incide directamente sobre la obsesión de Sánchez, que no se deslegitime su Gobierno: su vanidad no podría soportarlo. Sánchez no soporta que le recuerden su pasado reciente, el cómo ha llegado a ser presidente del Gobierno.
El Gobierno de Sánchez es muy legal... y escasamente legítimo
Vamos a ver: Sánchez llegó al poder de forma legal pero escasamente legítima. Se mantuvo en él de igual forma, cuando ganó dos elecciones generales: de forma legal aunque escasamente legítima.
Ilegítimamente porque llegó a La Moncloa mediante una moción de censura apoyada hasta por los proetarras. Igualmente legal pero poco legítimo cuando formó Gobierno con los comunistas de Podemos, que no son demócratas porque son comunistas. Su legalidad es mucha, su legitimidad es escasa. Y ya saben: dime de qué presumes y te diré de qué adoleces.
En cualquier caso, ya hemos dicho que el cobarde de Sánchez está feliz con Feijóo al frente del PP. A quien él teme es a Isabel Díaz Ayuso.