La sesión del Congreso sobre la gota fría de Valencia apenas habló de Valencia pero sí de la DANA política española. Los medios informativos han escrito y recitado, sobre todo, del cruce de acusaciones entre Pedro Sánchez y Núñez Feijóo.
Es lógico. Sin embargo, me temo que lo novedoso de la reunión estuvo en el portavoz parlamentario del PNV, profesor Aitor Esteban y en la actitud medrosa del alumno tímido que fue el presidente del Partido Popular.
En pocas palabras, Feijóo mendigó el apoyo de un Aitor Esteban que le despreció, hasta el punto de compararle con el finiquitado Albert Rivera quien, por cierto, obtuvo mucho más éxito en las urnas que el que el PNV haya obtenido jamás.
Y lo peor es que el presidente del PP actúa como si al PNV le importara un adarme el porvenir de España. Lo único que pretende el nacionalismo burgués vasco, lo único que siempre ha pretendido, es un Gobierno español débil, del que puedan sacar más. Con Sánchez tienen un verdadero chollo, al igual que el resto de partidarios de la España Rota (PNV y Junts) y de los partidarios de la España roja (ERC, Bildu, BNG, etc).
Y no hablo sólo de conseguir réditos políticos de autogobierno, que también. Hablo de que el PNV pretende, y consigue, réditos económicos y sobre todo, poder empresarial, impropio de un partido que, con todo respeto y en el conjunto de España, es absolutamente insignificante -¿hemos olvidado que la población de Euskadi es de 2,2 millones de habitantes?- y que ha logrado ser un pivote.
Por ejemplo, el PNV pretende el control de Telefónica, del BBVA, de Iberdrola, de Indra o de Talgo. Y les aseguro que no quiere controlar comprando, sino controlar por vía política. El PNV, desde su nimiedad, frente a un Bildu que le ha comido la tostada en Euskadi y frente a una población española de la que sólo alcanza un 4,6% del total, juega a ser el dueño de un complejo industrial, no porque lo haya creado o comprado, insisto, sino porque el Sanchismo se lo regala a cambio del apoyo de sus escuálidos cinco diputados en el Congreso. Bueno, escuálidos en número que no en contextura.
Si Núñez Feijóo tuviera un mínimo de dignidad, le hubiera contestado a Esteban que el PP no negociará jamás con el PNV hasta que el nacionalismo burgués caiga de la burra y deje de votar leyes que afectan al conjunto de los españoles pensando sólo en la minoría vasca o, mejor, en la inframinoría nacionalista vasca. O sea, nunca. Feijóo debe caer en la cuenta de que, mientras no rompa con el PNV, además, seguirá perdiendo votos en Euskadi.
El tontorrón de Feijóo piensa que el PNV es un lenitivo, cuando el PNV es un cáncer.