En un engoladísimo discurso, tras un penoso silencio de 48 horas, el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, ha vuelto a acobardarse ante las bravuconadas progres, e interesadas, del PSOE.
En pocas palabras, Pablo Casado se acobarda ante Sánchez y ante sus barones: no pactará con Vox... y así se labra su ruina. Pavor había en Moncloa a que Casado se sacudiera sus complejos y formara un gobierno de coalición con Vox en Castilla.
Vox, aún sin cuajar, no ha hecho otra cosa que recoger los principios cristianos que el PP abandonó
Como siempre, el único verso suelto que quedó enfrente fue Isabel Díaz Ayuso, un canto al sentido común, quien recuerda que "con quien no hay que pactar nunca es con el Sanchismo". Y no es que quiera darle consejos a Mañueco, sólo aconsejarle que con quien tiene que pactar es... con Vox.
Ojo, Vox, y aún sin cuajar, no ha hecho otra cosa que recoger los principios cristianos que el PP abandonó para convertirse en una derecha pagana, que es algo así como el pensamiento progresista: una contradicción en origen.
Naturalmente, tras la decisión de Pablo, siempre acomplejado ante las necedades progres del líder gallego Núñez Feijoó, ha reculado y, como en la moción de censura, ha arremetido contra los de Abascal.
Y naturalmente, el cinismo vuelve a Génova. Mañueco arremete contra Vox: "Si alguien piensa que el Partido Popular de Castilla y León renunciará a la igualdad entre hombres y mujeres se equivoca"
El resto de barones, de pies fríos y cabeza caliente, como el propio Alfonso Fernández Mañueco, arremete contra Vox con los tópicos del Sanchismo: "Si alguien piensa que el Partido Popular de Castilla y León renunciará a la igualdad entre hombres y mujeres se equivoca". O sea, que, según Mañueco, Vox considera que las mujeres son seres humanos inferiores al varón: ¿de verdad alguien puede creerse eso?
Casado no pactará con Vox: en Moncloa están felices. Por esa vía, la derecha jamás les echará del poder.