Como se recordará, el 13 de septiembre de 2023, la Mesa del Congreso -dominada por la coalición Frankenstein- aprobaba el uso de las lenguas cooficiales -catalán, euskera y gallego- en la cámara baja, y sin haberse modificado el reglamento del Congreso para ello.
La iniciativa, recordemos, partió de Sumar, ERC, Bildu, PNV y BNG a los que, por supuesto, se les unió el PSOE de Pedro Sánchez como una primera concesión a los que se perfilaban como sus socios de Gobierno, principalmente para contentar a los nacionalistas catalanes, vascos y gallegos...
Desde entonces (13 meses), según recopila La Razón -y sin haber modificado todavía el Reglamento del Congreso, añade este medio-, el legislativo se ha gastado un total de 303.737 euros en servicios de traducción. Y la Mesa del Congreso acaba de adjudicar un contrato para el año que viene 2025, por un total de 3,9 millones de euros.
¿De verdad que no se podría destinar todo ese dinero, absolutamente superfluo -porque, al parecer todas sus señorías, hablan castellano- en otras cosas de más interés social (ideas: enfermos de enfermedades raras o graves, como el ELA; ayudas escolares a niños con discapacidad; subvenciones a entidades que ayudan a las madres a tener a sus hijos y no abortarlos, como Red Madre; etc)?
Y es que España sigue siendo 'different' y a veces también un poco ridícula: sus señorías diputados, que todos hablan español, con un pinganillo para entenderse.