Consejo de Ministros del martes 3 de septiembre. Pilar Alegría sale a escena acompañada del titular de Industria, el catalán Jordi Hereu. La primera participación del catalán en la mesa del Consejo ha resultado gloriosa. Nos ha vendido la subvención -recuerden: para Sánchez, gobernar consiste en repartir subvenciones- de 150 millones de euros para dos plantas de hidrógeno, una en Castellón y otra en Murcia, con fondos europeos -como si, por ser fondos europeos no tuviésemos que pagarlos-. Pero no acaba aquí la cosa. La cosa termina cuando un periodista avezado le pregunta si no nos está hablando de una subvención ya otorgada, aprobada y vendida, con fondos europeos, por 200 millones de euros.
Y miren por dónde, resulta que sí, que es la misma subvención, que encima ha sido rebajada de 200 a 150 millones de euros. ¿Comprenden? Si vendes dos veces una misma subvención de 150 millones de euros, el personal no avezado pensará que han repartido 300... y si has rebajado de 200 a 150, así, por las buenas, entonces habrá repartido 350. Pero también podías vender las otras veces, y entonces estaríamos ante una inversión, o sea subvención, de 500 millones de euros... y pueden continuar.
Inmigración: "esto va de atender a niños y niñas"... mentira
Pero la ministra de Educación y portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, no se podía quedar atrás. Horas antes se acababan de conseguir ser un acuerdo en el Consejo General del Poder Judicial: la nueva presidenta será Isabel Perelló. Y entonces doña Pilar entra en trance.
Hoy es un día histórico: una "mujer, catalana y progresista" y claro que con esas tres condiciones, estaba predestinada a presidir la judicatura española.
Todo está claro: menos mal que no es varón, castellano y conservador. Esto sería gravísimo, el fin de la democracia. Pero si es mujer, catalana y progresista, entonces está todo dicho: un día histórico.
Inmigración. Es ahí donde Doña Pilar se disfraza de ONG: "esto va de atender a niños y niñas". Pues no, señora, la mayoría de ellos no son niños, y no se trata de atenderlos sino de integrarlos. Y se trata también de que la inmigración entre por las fronteras legales, no por las ilegales. Por último, se trata de mentir menos y de no tener tanta caradura.