No es por molestar pero les recuerdo que, en un sólo día, en el consejo de ministros del martes 17 de julio, Moncloa ha dado un gran avance en la titánica tarea de su inquilino, Pedro Sánchez por crear un Estado totalitario, aunque muy democrático, como ya se pueden suponer, tratándose de maese Pedro.
En un solo día, el Gobierno puso en marcha tres elementos claves para que todos los españoles seamos libres y felices.
En primer lugar, sin duda lo más relevante, la legalización, normalización, blanqueo y promoción de la blasfemia. En breve, podrás injuriar a la Iglesia, a los católicos a la doctrina cristiana -he dicho injuriar, no sólo discrepar- y te saldrá gratis.
En el mismo Consejo de Ministros, se planteó la supresión del delito de injurias al Rey, es decir, al Jefe del Estado. El monarca representa la unidad de la patria -es su principal tarea- y, encima, el Rey emérito sigue exiliado en Abu Dabi. Sin duda era el mejor momento para plantear una reforma así.
Finalmente, el ataque a la prensa, con un Gobierno que controlará a la prensa en lugar de ser la prensa la que controla al Gobierno. Será el Ejecutivo quien decida quién es periodista y quien se queda en pseudoperiodista, mientras las asociaciones de la prensa cierran el pico y achantan la mui.
Más difícil le va a resultar al Gobierno desacreditar al periodismo ciudadano, el de las redes sociales, menos profesional pero mucho más libre que el otro.
En definitiva, será el Gobierno quien decide, no sólo lo que es verdad y mentira, sino quién denuncia y quién injuria, que es mucho más relevante. Es como lo de la libertad de pensamiento y la libertad de expresión. Má importante la primera que la segunda pero más preocupante la segunda que la primera. Es muy difícil controlar el pensamiento pero es muy fácil castigar por decir aquello que el poder no quiere que se diga.
Caminamos hacia un Estado totalitario pero la culpa no es de Sánchez. Él sólo hace lo que le dejamos hacer. Quiero decir que estoy un poco harto de oír despotricar contra el personaje y luego comprobar que en julio de 2023, cuando ya sabíamos cómo se las gastaban en Moncloa, tras cinco años como presidente, le votaron 7,8 millones de españoles.
A lo mejor Tezanos tiene razón y Sánchez gana las siguientes elecciones. Pero entonces el problema no será el Sanchismo, el problema somos nosotros, los españoles.