Las eléctricas ya postulan un relevo para Teresa Ribera, con la que están manteniendo encuentros de los que podría derivarse una modificación del famoso decretazo. Y en pleno pulso con la vicepresidenta ecológica, donde por ahora van ganando, alegan que no tiene experiencia empresarial, algo con lo que sí cuenta la nueva ministra de Transición Energética y Desarrollo Sostenible de Marruecos, Leila Benali, recientemente nombrada por el rey alauí Mohamed VI.
Esto supone una nueva muestra de lo que decíamos ayer: Ribera se ha convertido en un pato cojo y todo apunta a que será la próxima víctima de la política ‘kleenex’ de Pedro Sánchez. Veamos cómo es el currículum de Benali y el de Ribera, pues son notablemente distintos.
Para empezar, Benali es ingeniera, tiene un máster en ciencias políticas y un doctorado en economía aplicada y energía, y experiencia en diversas empresas energéticas. En concreto, ha trabajado en la estadounidense Schlumberger, que es la mayor empresa del mundo de servicios a yacimientos petroleros; ha sido directora de la consultora británica IHS Markit (cuando se llamaba IHS CERA); se encargó de la política energética y la estrategia de gas en la petrolera Saudi Aramco y ha sido economista jefe de la Corporación Árabe de Inversiones Peteroleras (Apicorp) hasta marzo de 2021. Actualmente, era economista jefe del Foro Internacional de Energía (IEF), cargo al que se incorporó el pasado marzo. Asimismo, ha sido miembro del grupo de expertos de las Naciones Unidas sobre combustibles fósiles y a lo largo de su carrera ha logrado varios proyectos de valor y encabezó la formulación de políticas y estrategias para gobiernos, empresas energéticas, industriales e inversores institucionales. Además, ha impartido cursos de energía en universidades y es miembro activo de varias asociaciones de energía.
Ribera es licenciada en Derecho y diplomada en Derecho Constitucional y Ciencia Política, y una alta funcionaria (pertenece al Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado y ahora está en excedencia). Dirigió la Oficina Española de Cambio Climático y de ahí salto a secretaria de Estado, ministra y luego también vicepresidenta
Igualito que Ribera, que ahora está en línea de salida, aunque puede que el relevo no llegue hasta dentro de unos meses. La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico de nuestro país va perdiendo en el pulso con las eléctricas y modificará el decretazo. Conviene recordar que Ribera es licenciada en Derecho y diplomada en Derecho Constitucional y Ciencia Política, y una alta funcionaria, pues pertenece al Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado (aunque ahora esté en servicios especiales, por llevar años desempeñando distintos cargos políticos), y también ha sido profesora universitaria.
Ribera empezó a ganar protagonismo como directora general de la Oficina Española de Cambio Climático entre 2006 y 2008, hasta que José Luis Rodríguez Zapatero la ascendió a secretaria de Estado de Cambio Climático, cargo que ocupó hasta diciembre de 2011. Tras los gobiernos del popular Mariano Rajoy y con la llegada del socialista Pedro Sánchez a La Moncloa, fue elegida ministra de Transición Ecológica, cargo al que sumó la materia de Reto Demográfico en enero de 2020 y una vicepresidencia (primero la cuarta y después la tercera).
Igualito su currículo que el de Benali... algo que no pasa desapercibido en pleno pulso con las eléctricas y con el precio de la luz encadenando un récord tras otro (el próximo sábado estará en 226 euros/Mwh, siendo el sábado más caro de la historia hasta la fecha). Además, dentro del Gabinete Sánchez, Ribera también tiene algo cansada a la ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero (más conocida como Marisú): está última ha tenido que dejar un colchón (de unos 6.000 millones de euros) en los Presupuestos recién presentados para la rebaja fiscal de la luz ante la escalada de precios que parece que continuará hasta la primavera de 2022. Recuerden que el Gobierno ya rebajó el IVA de la luz del 21% al 10%, suspendió el impuesto de generación del 7% y redujo el impuesto especial eléctrico del 5,11% al 0,5%... medidas cuyo efecto ha sido mínimo ante los numerosos récords de precio.