Otro debate tan insustancial como sus participantes. No sé quien ganó pero sí sé quién perdió: la demagogia de Yolanda Díaz, una mezcla de pedantería y cursilería comunistas, realmente difícil de igualar. Ayer, con un Sánchez mentalmente ausente, que dejó el campo libre a la inconsistencia de Díaz para intentar dañar a Feijóo y Abascal sin perder los papeles, me temo que el efecto del debate sobre el electorado, puede ser neutro o quedarse en anti-Díaz.
El más ausente, curiosamente, fue Pedro Sánchez que como buen narcisista, continúa amedrentado por un descubrimiento trágico: ya no enamora a los españoles como antes, algo realmente difícil de sufrir en un ególatra sociópata como él.
El debate en sí: el presidente del Gobierno por el PSOE y la vicepresidenta del Gobierno por Podemos (sí, por Podemos) se llamaban por el nombre propio, encantados de poder mostrar con hechos la perfidia fanática de la ultraderecha, poblada por seres irracionales y violentos dedicados -malditos sean- a golpear a las mujeres (¡Menudo numerito feminista, el de Díaz exigiendo que Abascal no le diese órdenes!), a los homosexuales y a los trans... y a cualquier otra modalidad que pudiera erigirse en un futuro próximo.
Momento en el que Abascal ha destruido a la comunista Yolanda Díaz. Épico.#DebateFinalRTVE pic.twitter.com/LjiiUhSE9Z
— Vito Quiles 🇪🇸 (@vitoquiles) July 19, 2023
Así que Sánchez decidió no sobreactuar, que fue lo que le llevó a la ruina en el debate con Feijóo que, insisto, no ganó Feijóo sino que perdió Sánchez.
Vamos, que Abascal no estuvo genial, pero lo que estuvo le bastó para demostrar que no es un terrorista de ultraderecha, sino un señorque dice cosas con sentido común ante las excentricidades progres de Sánchez y Díaz que no por repetidas e instaladas, resultan menos excéntricas
Los primeros comentarios de la prensa sanchista y pepera (o sea, de la prensa progre de izquierdas o progre de derechas) ha sido que Abascal rehuyó la estadística. Como si eso fuera una muestra de falta de idoneidad y formación. La verdad es que dado el éxito de Moncloa para propalar unas interpretaciones de las estadísticas tan mentirosas y disparatadas, lo cierto es que Santiago Abascal hizo bien en no entrar por ese camino pero anduvo romo en la defensa de los principios cristianos, que es lo suyo, como el derecho la vida y la familia natural formada por hombre y mujer. Porque eso, y no la gestión de las pensiones... es lo que distingue a Vox del resto de formaciones políticas, también del PP.
Por lo demás, no creo que el debate sirva para muchos. a cuatro días de las elecciones lo importante es que Sánchez, que no sabe perder, no recurra al fraude legal. Ojo, no hablo de pucherazo electoral aunque a este hombre habrá que echarle de Moncloa en parihuelas, hablo de aprovechar sus propias medidas. Por ejemplo, la de convocar elecciones un 23 de julio, para reducir la potencialidad del voto por correo, que es mayoritariamente de derechas, o prometer cualquier pretensión bárbara del susodicho a los susodichos indepes de todas las formaciones comunistas que se han cambiado de nombre para mantenerse en La Moncloa, igual que llegó mediante la moción de censura: con más legalidad que legitimidad. Recuerden que el Sanchismo es experto en la calumnia sobre al adversario y en el enaltecimiento propio: no tiene abuela. Y recuerden también, que Sánchez es un experto en convertir la profanación en derecho.
¿Es eso pucherazo? No, es un fraude electoral perfectamente legal.
A final, el contubernio de PSOE, Podemos y, no lo olvidemos, RTVE, contra Asbcal y conta el ausente Feijóo, sinceramente creo que no prosperó. No es que Abascal diera la réplica que cabe esperar de él, pero lo bueno de vivir en un mundo de eufemismos y mentiras en el que se ha convertido la política española, tanto en el PSOE como en el PP, cualquier voz dotada de un ápice de sentido común suena a verdad inexcusable. Vamos, que Abascal no estuvo genial, pero lo que estuvo le bastó para demostrar que no es un terrorista de ultraderecha, sino un señorque dice cosas con sentido común ante las excentricidades progres de Sánchez y Díaz que no por repetidas e instaladas, resultan menos excéntricas.