Yolanda Díaz, vicepresidente segunda del Gobierno, viaja a Barcelona para intentar sacar adelante su reforma laboral, que aún no cuenta con los apoyos necesarios para ser convalidada en el Congreso. El mismo viaje ya resulta polémico pero nadie esperaba, en la mañana del miércoles 26, que a doña Yolanda, como dicen los adolescentes, "se le fuera la pinza".
Sánchez no quiere cambio alguno en la reforma laboral y exige a Pablo Casado que le apoye... a cambio de nada
Ojo al dato: "Yo no estoy haciendo política" con la reforma laboral, estoy "defendiendo los derechos de los trabajadores y de las trabajadoras". Cuando un político entra por ese carril, cuando asegura que él no hace política, es que está al borde de un ataque de nervios.
Y aunque mirando hacia otro lado, Sánchez apenas tardó un par de horas en desautorizarle: el presidente quiere que nada cambie en la reforma laboral. De otra forma, la CEOE de Garamendi daría la espantada.
En pleno arrebato psíquico, doña Yolanda, asegura que la reforma laboral no es política sino "defensa de los trabajadores y trabajadoras"
Sánchez no quiere cambio alguno en la reforma laboral y exige a Pablo Casado que le apoye... a cambio de nada. Por tanto, también exige a Díaz que no negocie ni con ERC, ni con el PNV ni con nadie.
La ecuación resulta muy compleja. Además, si Ciudadanos apoya la reforma, no sólo otros se darán de baja sino que Yolanda Díaz deberá olvidase de su gran ambición: convertirse en la alternativa de izquierda neocomunista frente al socialista Sánchez.
Y eso que esta reforma laboral no va a crear empleo, va a destruirlo y va a disparar la economía sumergida. Pero todo es chulísimo.