Ante todo, no dejen de escuchar a la muy progresista María Luisa Balaguer, miembro del Tribunal Constitucional a quien Pedro Sánchez desea catapultar como presidenta del TC. Cortísimas declaraciones a RNE pero de lo más enjundiosas.
María Luisa Balaguer, magistrada del Constitucional: “Soy partidaria de un Derecho constructivista. En supuestos concretos, es necesario superar a la Ley”. ACOJONANTE. pic.twitter.com/XTtSzxJGMF
— Pedro Pineda Celis (@pedropcelis) January 3, 2023
Balaguer, progresista, como creo haber dicho antes. ataca a un compañero suyo del TC que, según ella, repetía aquello de "lo que dice la ley es lo que dice la ley". A Balaguer esto le parece fatal. Y yo que pensé que no era un mal aforismo para un jurista: que se cumpla la ley... y yo que pensé que en eso consistía el famoso Estado de Derecho. Ojo, que estamos hablando de la 'miembra' de un tribunal de garantías. El TC no condena a ladrones, asesinos o violadores. No, lo que hace es decir qué es constitucional y qué no lo es, como garante de los derechos humanos recogidos en la Carta Magna.
Mire usted señora, su deber es interpretar la ley, no "superarla". Entre otras cosas porque a lo mejor usted piensa que la está superando y otro cree que la está cambiando... 'motu proprio'.
Y encima la señora Balaguer pone como ejemplo la discusión sobre la Ley de Memoria Democrática, uno de las mayores trolas del Sanchismo y sobre la que asegura que ella habría ido más mucho allá. Sí, han oído bien: más allá, que no más acá.
Porque en ocasiones es necesario "superar a la ley". ¿Comprenden? A eso antes se le llamaba arbitrariedad, ahora se llama análisis constructivista. Ahora vamos con ello.
Pero el análisis intelectual de doña María Luisa resulta lo más jocoso de todo. Habla de Constructivismo, una teoría que, como nadie está seguro de lo que dice, tan solo que se trata de una chorrada, se puede aplicar a todo, todos, todas y todes. En pedagogía, el constructivismo afirma que no hay que enseñar al niño soporíferas normas y reglas, sino que el niño debe prender por sí solo. Basta con entregarle las herramientas necesarias para crear ciencia infusa.
En materia moral, el constructivismo resulta aún más divertido. La cosa consiste en que tú vayas construyendo tu propia moral a partir de la experiencia. Verbigracia: si te has acostumbrado a acostarte con quien no es tu señora, el adulterio puede ser una obra de misericordia.
De hecho, el constructivismo moral está directamente relacionado con la moral de situación que, por su propia denominación, no necesito explicarles en qué consiste: se deduce por sí mismo.
En derecho... pues ahí tienes a doña María Luisa, realizando, para sus compañeros de tribuna, y gratis, no se crean, análisis constructivistas de las leyes, corriendo veloz hacia el más allá: más allá de la ley, más allá del derecho y hasta más allá de la sensatez.
¿Y esta buena señora es a la que Pedro Sánchez quiere hacer presidenta del Tribunal Constitucional? Esta va más más allá que su compañera de Tribunal, asimismo progresista, otra María Luisa, esta vez Segoviano, quien pretende analizar el derecho a la autodeterminación. Más que nada porque todo hay que estudiarlo. En la variedad está el gusto.
Está claro que el nuevo Tribunal Constitucional progresista nos promete grandes aventuras. Entre María Luisa y María Luisa figura un tal Cándido Conde-Pumpido que se ha forjado su ultraprogresismo constructivista de situación, sobre todo de situación.
¡Que Dios nos pille confesados!