Menudo fin de semana el que ha vivido el bueno de Pedro Sánchez. Pero no se confundan: no está abatido el señor presidente. Debería estarlo pero no lo está.
Ya ha preparado nuevas actuaciones televisadas para la semana que comieza este lunes 28 de marzo. Pedro Sánchez gobierna por televisión, en una realidad catódica, virtual, un 'matrix' que ignora a la sociedad para centrase en la propaganda. Y no se engañen: el espejismo funciona.
En la práctica, ¿a quién le gusta Sánchez? Desde luego, no a los providas, víctimas del terrorismo, autónomos, propietarios, transportistas, izquierda pro-saharui, derecha pro-Ucrania...
Sólo por repasar: este fin de semana, aunque RTVE haya prestado atención a la acostumbrada manifestación de los sanitarios, los nuevos proletarios, que se manifiestan -¿a que no lo adivinan?- contra Isabel Díaz Ayuso, a Sánchez se le han rebelado los provida -menos mal que los provida vuelven a salir a la calle-, es decir, los defensores de la vida humana más inocente y más indefensa, el concebido y no nacido. A destacar, las palabras previas de ese gran obispo llamado Antonio Cañizares quien, con motivo de la consagración de Rusia y Ucrania al Sagrado Corazón de María, nos recordaba que existe otra guerra paralela a la de Ucrania, la que se vive con el aborto y la eutanasia.
Pero volvamos al fin de semana: ¿a quién gusta Pedro Sánchez? Lo cierto es que no a los provida, no a los transportistas, no las víctimas del terrorismo, no a los autónomos, no a los propietarios (manifestación contra la okupación), no a la izquierda pro-saharahui, no a la derecha proUcrania...
Da la impresión de que Sánchez sólo gusta a quienes subvenciona. Por lo general, a los más vagos del país
Transportistas y en general autónomos, son los hombres que- precio del gasóleo aparte- se han creado su propio empleo y lo mantienen trabajando más que nadie, y a los que molesta -y no me extraña- que el Gobierno alimente vagos mientras a ellos le sube los impuestos y prácticamente les obliga a pasar de propietarios a proletarios.
Los provida intentan que una humanidad envilecida no se ensañe con el más... inocente e indefenso de todos los seres humanos, tal y como se ensaña un Gobierno que ha creado el "derecho al aborto".
Los propietarios están hasta el gorro de que el Estado defiende a los sinvergüenzas de los okupas que se aprovechan de la propiedad ajena y encima hacen gala de ello e incluso imparten lecciones de moral. Alguno, incluso llega a Alcalde de Barcelona.
A la izquierda prosaharui no debe encantarle que Adriana Lastra, desde el PSOE lance a las turbas contra el invasor marroquí y en defensa del Polisario, mientras el presidente del Gobierno y secretario general del partido le entrega la antigua colonia española a Mohamed VI porque tiene miedo a que un conflicto con la autocracia del sur le arrebate el sillón de Moncloa.
La derecha proucraniana está hasta el gorro de que RTVE pasee el lider europeo a quien recibe refugiados con cuenta gotas y práctica un pacifismo a la soviética, en un equilibrio imposible entre sus socios podemitas y las exigencias del capitalismo bruselino.
Sánchez ha hecho de la incoherencia una de las bellas artes: se rinde ante Mohamed VI mientras su partido promueve el apoyo a los saharauis...
En definitiva, ¿A quién le gusta Pedro Sánchez, que ha perdido la calle? Uno diría que a nadie pero eso, y aquí puede estar en el error, no significa que vaya a perder el poder mañana. La gran creación del Sanchismo ha sido el mundo matrix-televisivo, un metaverso monclovita de gran éxito..
Sánchez gobierna por la tele, con el apoyo, no sólo de RTVE, sino también de Tele 5 y Cuatro y en muy buena parte por La Sexta y por el progresismo de derechas de Antena 3 de TV y de izquierda blasfema de programas de mucho humor. Todo ello aderezado con un ejercito de tertulianos televisivos que pasarán a la historia como un ejemplo de manipulación sobresaliente, casi irrepetible.
Sánchez gobierna por la tele. Por eso no caerá aunque haya perdido la calle.