Pregunta pagada de una periodista pelotas a la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez: "Las comunidades autónomas del PP ya están diciendo que no van a aceptar nada de lo que usted plantee. Dígame, ¿con qué animo entran ustedes en la reunión?".
Ocurrió el pasado jueves, a punto la señora Rodríguez de debatir con las comunidades autónomas, a las que ya había amenazado con no desviar fondos -ni que fueran suyos- de las regiones que no cumplieran con el fracaso total de las famosas zonas tensionadas, parte de ese fracaso global que constituye la ley de Vivienda del PSOE.
La pregunta era pagada, claro, sólo le faltaba añadir aquello de "ánimo Isabel, tú puedes", pero la respuesta fue aún mejor. Dijo doña Isabel que ella entraba en la reunión con su habitual "ánimo constructivo, según me caracteriza". Ya saben con la entusiasmo que me distingue y sin abuela que me adule.
Las zonas tensionadas están tensionadas porque el propietario prefiere no ingresar antes de pasar por las horcas caudinas del Gobierno Sánchez, de su ley de vivienda y entonces no alquila su vivienda. El precio del alquiler sube... porque el propietario no alquila porque el Sanchismo se lo pone imposible.
Este es un gobierno a la deriva... por ejemplo, en inmigración, en vivienda y en seguridad.
Pera intentar la resurrección, a Sánchez ya sólo le queda la mentira. Por ejemplo, en medio de una ola de criminalidad sexual y de impunidad del delincuente, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska asegura que España "es el país más seguro del mundo". Y se queda tan ancho.
Todo ello sin la menor merma de su sectarismo ideológico. Ejemplo, pregona que casi todos los ilegales que entran en España son niños y que jamás delinquen. Es mentira, no son niños sino mayores de edad.
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Sólo la mentira mantiene en pie al Sanchismo. Pero ojo, la mentira no tiene plazo de caducidad. Puede mantenerse en el poder mucho tiempo. ¿Pero, no se coge antes a un mentiroso que a un cojo? Cierto, pero siempre se cuenta con dos cosas: el elector tiene poca memoria y, sobre todo, cuando una mentira se descubre lo que hay que hacer es inventar otras dos. De inmediato.