Decíamos que Pedro Sánchez podía pasar a denominarse Pedro Sánchez, el intervencionista, pero no sólo por lo que está haciendo en muchas empresas -públicas, semipúblicas y hasta privadas- sino también por marcar el ritmo a Teresa Ribera en su doble baile (España y UE) y lanzarse contra la libertad de prensa. En esto no sólo es intervencionista, sino también guerracivilista, buscando aún más crispación en el país para ‘luchar’ contra lo que considera la “máquina del fango” (se ve que no le gustan las informaciones que muchos medios están publicando de su hermano y de su esposa, Begoña Gómez), pero quizá debería meter en vereda al maleducado ministro Óscar Puente.

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Parece que al presidente del Gobierno no le gusta lo que considera “la impunidad de algunos pseudomedios financiados en buena parte por gobiernos de coalición entre el PP y Vox”, como ha señalado en una entrevista en La Vanguardia. En la misma, como ya hiciera en la que concedió a RTVE, ha insistido en que el próximo julio presentará un “plan de acción democrática” contra esa “impunidad” y dicho plan “modificará también la ley orgánica sobre el derecho al honor y la rectificación”. Así busca que se conozca a los propietarios de los medios y su financiación, lo que supone una amenaza a las empresas: cuidadito con dónde os anunciáis y a qué medios patrocináis. Todo un liberticidio disfrazado con medidas de calidad democrática ante el que las asociaciones de periodistas y medios han guardado silencio. Esto resulta incomprensible.

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En La Vanguardia, Sánchez se ha mostrado preocupado por “aquellas personas que no pueden salir de casa sin que le insulten por las informaciones que se publican en algunos medios de comunicación”. Sin citarles, no cabe duda de que se está refiriendo a sus familiares en primer lugar, pero aprovechando, como dice el refrán, que el Pisuerga pasa por Valladolid, cabe preguntarle al presidente del Gobierno si también tiene previsto meter en vereda al ministro de Transportes y Movilidad Sostenible por llamar “saco de mierda” a Vito Quiles. ¿No considera esas palabras un insulto o es que Puente tiene impunidad por ser miembro del Gobierno o por escribirlas en la red social X -antes Twitter-? 

Y por cierto, ningún otro periodista ha defendido a Quiles tras el insulto de Puente. Algo que no es una sorpresa, porque también pasa cuando cuando el portavoz socialista en el Congreso, Patxi López, no responde a las preguntas de Quiles