Carlos Lesmes, presidente del Consejo General del Poder Judicial, ha dimitido del cargo. En domingo por la tarde.
Al tiempo, tras insultarle con saña en el Senado, Pedro Sánchez llama a La Moncloa a Alberto Núñez Feijóo. En el democrático paripé que se traen entre ambos, Feijóo aceptará, y en Moncloa, dueños del escenario, aprovecharán para dejarle hablar primero y, más tarde, saldrá a insultarle doña Isabel Rodríguez, quien, de injurias, sabe más que Lepe, Lepijo y su hijo.
¿Para qué quiere Sánchez controlar el poder judicial si ya controla la judicatura y, no digamos nada, la Fiscalía? Pues porque necesita mantener su impunidad
Para entendernos, la dimisión de Lesmes no arregla nada pero la hipocresía del PSOE aumenta. Y esto, porque lo único que convierte en inadmisible la no renovación del CGPJ no es que resulta anticonstitucional, sino la norma promulgada en mayo... ¡por el propio acusador!, el gobierno socio-podemita, según la cual un CGPJ en funciones no puede hacer nombramientos, por ejemplo en el Tribunal Supremo. Hay que ser muy hipócrita para prohibir esos nombramientos y luego asegurar que el PP, al no renovar el Consejo impide hacer nombramientos en el Supremo. La que lo impide es la negativa norma de Sánchez. Pura hipocresía sanchista.
Justicia popular; jueces elegidos por los ciudadanos y más jurado. Es decir, el sistema norteamericano de justicia
Ahora bien, ¿para qué quiere Sánchez controlar el poder judicial si ya controla la judicatura y, no digamos nada, la Fiscalía? Pues porque necesita mantener su impunidad. Una impunidad, vía inmunidad judicial, es vital para el Gobierno más corrupto de toda la historia democrática, que es el Gobierno Sánchez. Los socios podemitas simplemente han destruido el Estado de Derecho por varias vías, primero por los delitos de odio que creara Zapatero y que el miedica de Rajoy no se atrevió a derogar. Segundo porque han utilizado los delitos de oido para cercenar la libertad de prensa. ¿O es que hay algún periódico que se atreva hoy a hablar de los negocios de la familia de Begoña Gómez... por decir algo?
En materia de moral, preguntad al pueblo. Aunque sea a un pueblo tan degenerado como el español. ¿Se imaginan la 'okupación' sociopodemita en manos de un jurado popular?
La solución se llama justicia popular: jueces de base elegidos por los ciudadanos y cargos judiciales elegidos por los propios jueces. Y, por supuesto, más jurado popular.
No le tengan miedo al jurado. Recuerden a Chesterton: en materia de moral, y de eso hablamos cuando hablamos de justicia, preguntad al pueblo. Aunque sea a un pueblo tan degenerado como el español. ¿Se imaginan la 'okupación' sociopodemita en manos de un jurado popular? Aunque lo formen una docena de degenerados, la gente, todavía posee el sentido común necesario para mantener la obviedad: si el piso es de alguien, nadie tiende derecho a okuparlo. La gente tiene eso claro, el 'Gobierno de la gente', no.