Resultaba difícil de creer. Por eso, en Hispanidad hemos esperado 48 horas para contarlo, pero ahora ya lo tenemos confirmado. La ponente de Vox en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio, ha cedido y las normas pro-LGTB promulgadas con entusiasmo por la expresidenta pepera Cristina Cifuentes, seguirán en vigor. La más grave de estas normas es la que vulnera la libertad de los padres para educar a sus hijos según sus convicciones. En otras palabras, la que vulnera la libertad de enseñanza.
Ya saben: hablo de la norma según la cual a las aulas de sus hijos menores, también en la inocencia de la educación infantil, podrán llegar representantes de asociaciones feministas o LGTB para enseñarles que deben decidir si son niños o niñas... o vaya usted a saber qué.
Esos mismos talleres que hicieron exclamar a una niña de cinco años, de vuelta a casa tras recibir estas clases de adoctrinamiento en un colegio de Madrid, lo siguiente:
-Mamá, ¿yo soy un niño o una niña?
Ojo, y por negarse a admitir lo que el propio Santiago Abascal calificó como "corrupción de menores", doña Cristina Cifuentes, no socialista sino pepera, llevó a la Fiscalía al director del Colegio Juan Pablo II de Alcorcón.
Pues bien, la pepera Isabel Díaz Ayuso, podrá seguir adelante con sus Presupuestos para 2022 porque la voxera Rocío Monasterio ha cedido en su exigencia primera de derogar las dos normas LGTB que Cifuentes impuso en la Comunidad de Madrid. Ojo y sin Vox, Ayuso no habría podrido aprobar los Presupuestos.
Vox vuelve a decepcionar en materia de principios, que es la mejor manera de decepcionar en materia 'de finales'.
El vaciamiento moral de Vox, el único partido no progre del Parlamento, continúa.