"España entera llora", gime el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Su lacrimosa actitud no concilia con el hecho de que la gota fría le pilló de regreso de su horterísimo viaje a la India, utilizado para que el peligroso sátrapa Narendra Modi exaltara su figura y para que Begoña Gómez pudiera salir a la calle a otro panorama que no sea el juzgado.

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"España entera llora" clama el presiente del Gobierno con ese espíritu cursi que le lleva a hacerse pasar por el padre de todos los españoles cuando no es más que el administrador de los impuestos que pagamos... y que no administra nada bien.

Moncloa ha preparado para este jueves 31 de octubre una jornada de enaltecimiento del líder solidario, de admiración hacia el político que se aproxima al pueblo sufriente... lo desee o no ese pueblo... y siempre delante de una cámara y de un micrófono, que sigue cada uno de sus pasos.

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Es el líder que se vuelca con su pueblo... votante.

Pues bien, menos llorar y más ayudar. Es el Rey Felipe VI quien debe acudir a Valencia, no Pedro Sánchez Pérez-Castejón ni Alberto Núñez Feijóo, en una especie de competición para conseguir la medalla de la solidaridad pública, la ejecuta con el dinero de los demás, ahora que la caridad privada, que resultaría mucho más útil, ha sido proscrita.

El Rey debe acudir a Valencia porque representa la permanencia y, por tanto, debe estar permanentemente al lado de su pueblo. Los políticos, en especial el Gobierno, no están para consolar sino para aportar medios humanos y dinero a los afectados... insisto, que no es dinero suyo que no son generosos... que es el dinero que pagamos con nuestros impuestos.

Además, se admiten apuestas sobre las limosnas de Sánchez: en dos años nos enteraremos, como ocurrió con la erupción del Volcán en La Palma, cuando Moncloa presumía de que Sánchez había viajado 20 veces a la isla, que las ayudas estataleshan  llegado tarde y mal y de que muchos damnificados aún continúan esperando. La única ayuda que resulta eficaz es la privada.

Sí, sé que no es el momento de criticar sino de volcarse con el este de España pero molesta bastante esta hipocresía por parte de los políticos, ante una tragedia como la de Valencia. Que Sánchez y Feijóo se queden en Madrid coordinando la ayuda pública, que consistirá en un reparto de limosnas, según costumbre del Sanchismo. Feijóo que también permanezca en Madrid, animando a los españoles a ayudar, dado que él no tiene presupuestos y movilizando a la Generalitat Valenciana, que él controla. Porque esta hipocresía rampante no hay quien la soporte.

Y por favor que no envíen al habitual ejército de psicólogos. Les aseguro que no son necesarios y pueden resultar muy cargantes.