Contábamos esta misma mañana en Hispanidad que en una pequeña población francesa cerca a Cataluña, Carlos Puigdemont entonó el lastimero cántico de la persecución española contra el pueblo de Cataluña en general y contra su egregia figura en particular, para terminar anunciando que será candidato a la Generalitat, gracias al perdón de todos los españoles, impuesto por el señor Pedro Sánchez.
Y mientras Puchi es amnistiado y vuelve a Cataluña por la puerta grande, se ha conocido que se ha procesado al jubilado comunista de 75 años que envió a Pedro Sánchez cartas con material explosivo: ha sido procesado y la Fiscalía y la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) piden para él 22 años de cárcel por terrorismo.
Entre dos penas suman los 22 años y otros 12 en libertad vigilada por tratar de atentar contra altos cargos del Gobierno, empresarios y personal de las embajadas de Ucrania y de Estados Unidos, así como a una multa de 1.500 euros más intereses a la trabajadora de la embajada ucranania que sufrió heridas al manipular el paquete.
Como diría el ministro Bolaños, no vayan a comparar a ETA con lo ocurrido en Cataluña, ni con la gravedad de los sobres con material explosivos enviados por un jubilado...