La diputada de Vox, Carla Toscano, cada día me gusta más. Conseguir que toda la prensa progre (sólo el 90% de los medios) le acuse de emplear la ironía contra Irene Montero me produce una hemorragia de placer. ¿La ironía es mala? Al menos, no siempre, ¿verdad?
En efecto: Irene Montero no ha llegado a ministra por méritos propios, pero lo preocupante no es su ignorancia sino su mala fe. ¿O es que tengo que recordar que las tres bestialidades que ha puesto en marcha: la salvajada de la Ley Trans, la ley homicida de la ampliación del aborto -aún más- y la histérica ley del 'sólo sí es sí' que consigue lo contrario de lo que promete y que, de suyo, resulta esclavizante. El problema de Irene Montero no es que sea una ignorante, que también, sino que es malísima, un bicho realmente venenoso.
En lugar de volverse contra las aberraciones de Irene Montero, el PP ataca a Carla Toscano. Y claro, la ministra de Igualdad aprovecha para insultarles
Y así, dentro de la formidable exageración sobre las palabras de Toscano, surgen los chicos del muy moderado partido centro reformista de Núñez Feijóo, marcando distancias con la derecha.
Si el mundo del dinero abandona a Feijóo es porque el dinero es muy miedoso y teme el poder de Sánchez, quien cada día más actúa como una jabalí herido dispuesto a desgarrar a quien se ponga por delante, pero también es por esa indefinición del líder de la derecha, propia de quien confunde, como ha hecho el PP siempre, con alguna que otra excepción, la moderación con la mediocridad y la democracia con la tibieza moral.
El centro-reformismo de Núñez Feijóo confunde la moderación con la mediocridad y la democracia con la tibieza moral. Baila al son que marcan el progresismo de Sánchez y Podemos
El centro-reformismo de Núñez Feijóo confunde la moderación con la mediocridad y la democracia con la tibieza moral. Se mueve en los límites que le marca Sánchez. Así que, cuando alguien, por ejemplo Clara Toscano, denuncia que el emperador va desnudo, el PP acude presuroso a tapar las vergüenzas del monarca. Y encima dice que las cubre pero no las cubre: tan sólo ofrece una coartada al adversario.
Conclusión, ayer jueves, Irene Montero, crecida por el apoyo de las masas cretinizadas, como diría Juan Manuel de Prada, se revolvió, no sólo contra Vox sino contra quien le había defendido: el PP de Núñez Feijóo. Es lo que tiene la tibieza, don Alberto: que acabas vomitado de la boca de Dios y de la opinión de los hombres.
Felicitar a Carla Toscano, una mujer valiente. Eso sí: antes que a su ignorancia o a su vida sexual, aunque Toscano pronunció una verdad evidente, yo aludiría a la mala leche de doña Irene Montero, que la tiene por arrobas.