Decíamos ayer que la vicepresidente Yolanda Díaz, no consiguió convencer a las patronales de las grandes y medianas superficies para crear una cesta de subsistencia. En primer lugar porque entre las muchas cosas malas que han perpetrado estos establecimientos, sí han conseguido es algo bueno: reducir los precios de los alimentos. Sí, a veces a costa de los proveedores, que conste, a veces a costa de los empleados, que conste, a veces en contra de la calidad, que conste... pero han reducido los precios.

Las grandes superficies, saben que doña Yolanda no pretende ayudar a los impecunes sino conseguir un éxito político, convertida en otra Evita, madre de los desheredados de la fortuna, algo que a lo mejor le da votos o a lo peor no, pero que ya la está proporcionando una extraordinaria visibilidad.

El banco de alimentos es un invento de la Iglesia católica, obra personal de algunos curas: ¿qué mejor que aprovecharse de la labor de los demás... con el dinero de los demás?

Tanto es así, que sus amados compañeros socialistas aseguran que, de esta forma, mantiene viva la llama de Podemos, esa llama que necesitan hasta terminar la legislatura y que, con un poco de suerte, además, acabará en batacazo, porque la demagogia acaba siempre convirtiéndose en asunto irritante. Sí, socialistas y podemitas se aman.

Y si ya, de postre, Yolanda comete el error de hacerse acompañar por el otro ministro miembro del Partido Comunista, Alberto Garzón, al que media España considera un marciano y la otra media un venusiano, y el hombre pregona sobre obesidad infantil... Pero hombre, don Alberto, estábamos hablando de que los pobres no pasen hambre, no de ponerlos a dieta.

Me dicen en Moncloa que el ministro de Agricultura, Luis Planas, una de las pocas voces sensatas del Gabinete Sánchez, ha recibido la orden de callar ante los desafueros de la vicepresidenta comunista Yolanda Díaz. Aunque Planas brama y estaba dispuesto a seguir contradiciendo a Yolandisima, sobre todo ahora, cuando la CNMC le ha dado la razón, y todos dudan de la legalidad de la cesta de subsistencia y, sobre todo de su utilidad, Planas bajará el diapasón.

Pero, ojo, Yolanda tiene un plan B por si le falla lo de las cestas para pobres pagada por los hiper: nacionalizar los bancos de alimentos. Como Putin en Ucrania, la ambiciosa líder de Podemos necesita ganar la absurda batalla de las cestas de alimentos básicos. A cualquier precio, oiga, y es ahí cuando hay que ganar aunque sea de mentira, como Putin. El fracaso no es admisible. En Ucrania puede devenir el desastre de una guerra nuclear y en los hiper puede devenir el entierro definitivo del Sanchismo que cada día marcha peor en las encuestas. Créanme:  lo de Putin sería una mala noticia.

En el entretanto, la hipocresía de Carrefour encabrona a grandes y medianas superficies, así como al pequeño comercio

Para entendernos: los bancos de alimentos, un invento de la Iglesia católica, obra personal de algunos curas que luego se secularizó y pasó de banco de alimentos a bancos de alimentos, constituye una maravilla de la iniciativa privada. Tras crear un modo de hacer, convirtió una institución en un hecho que es algo mucho más importante. Asi que Yolanda ha pensado: ¿qué mejor que aprovecharse de la labor de los demás... con el dinero de los demás?

En el entretanto, la demagogia de Carrefour encabrona a grandes, medianas superficies y al pequeño comercio: a todos. Apuntarse a la foto con Yolanda, sabiendo que lo que está proponiendo en una 'grossen chorradem' ha sacado de quicio a sus colegas. Pero si Yolanda, como Putin, ve que puede perder la batalla y caer en el ridículo, no lo duden: nacionalizará los bancos de alimentos y Sánchez no moverá un dedo por evitarlo. Necesita que el declive de Podemos y su confluencia Yolanda continúe hasta final de legislatura y que, para entonces, sus votos vuelvan al PSOE. Por ahora no lo está consiguiendo: en las encuestas baja Podemos... y baja el PSOE.